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Internacional

Cumbre climática en el limbo; Chile propone arreglo

MADRID, España, 14 de diciembre (EFE).- Un nuevo aplazamiento de la clausura del plenario de la Cumbre de Clima de Madrid llevará a la COP25 a la decimocuarta jornada de negociaciones entre las delegaciones de los países para intentar llegar a un acuerdo frente al cambio climático.

El acto de clausura del pleno, que ha sufrido diversos cambios desde el viernes, fue de nuevo aplazado

Al cierre de esta sección, las partes negocian “in extremis” un nuevo texto que permita consensuar posiciones en la lucha contra la crisis climática, después de que el último borrador presentado por la Presidencia chilena que ostenta la COP25 causara la indignación de varios de los países y de las organizaciones no gubernamentales.

Las críticas al documento vienen sobre todo de la ausencia de ambición climática y de la falta de claridad respecto a las contribuciones que deben hacer los países a nivel nacional para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

El coordinador de la presidencia de la COP25, Andrés Landerretche, explicó hoy en una rueda de prensa que esperaba que al final de día se incorporaran las contribuciones al documento para poder avanzar.

El fracaso planea

El fracaso planeaba ayer sobre la cumbre del clima que se celebra desde hace trece días en Madrid y la frustración impera entre muchas delegaciones oficiales, ante la imposibilidad de sacar adelante un acuerdo ambicioso que alinee el compromiso político con las evidencias científicas y las demandas sociales.

La Presidencia chilena de la cumbre COP25 fue objeto hoy de las críticas de una gran parte de los delegados que han intervenido para hacer balance en una sesión al inicio de esta jornada de prórroga, tras la que se debía celebrar poco después el plenario de cierre y dar carpetazo a los acuerdos, pero este se pospuso durante el día en reiteras ocasiones.

Pero las más contundentes contra la Presidencia chilena fueron las organizaciones no gubernamentales, que advirtieron hoy de que el último texto que se ha presentado retrotrae la negociación climática a tiempos anteriores al Acuerdo de París de 2015.

“Decepcionante” , “inaceptable”, “débil”, “injusto” y hasta “inmoral” son algunos de los adjetivos que los representantes de organizaciones conservacionistas y científicos dedicaron este sábado al texto que había presentado la Presidencia chilena.

Ambiciones climáticas

Las principales diferencias que continúan separando a muchos países e impidiendo el acuerdo se centran en la ambición climática; algunos, liderados por la Unión Europea (UE), inciden en la importancia de que todos los Estados que se han sumado al Acuerdo de París revisen al alza el próximo año sus compromisos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas).

Otros países, entre ellos Brasil, China y la India, prefieren ralentizar esas contribuciones al alza y dan una mayor prioridad a las revisiones de los compromisos financieros de las naciones más desarrolladas para contribuir a mitigar los efectos del cambio climático en las más vulnerables.

Distancia mucho a las partes todavía la regulación de los mercados de carbono (el artículo 6 del Acuerdo de París) y su ordenación en un sistema único y transparente que ordene el comercio de derechos de emisión de dióxido de carbono en todo el mundo.

Persisten dos grandes escollos relacionados con los mercados de carbono: uno, el referido a la doble contabilidad que algunos países quieren evitar y, otro, el relativo a la transición de los remanentes de derechos de emisiones que algunos Estados conservan del Protocolo de Kioto y que pretenden mantener en la transición al Acuerdo de París.

Muchas de las partes presentes en la Conferencia defienden que se aparquen los asuntos más técnicos y sofisticados de esa regulación de los mercados de carbono hasta otra cita para no bloquear o imposibilitar el acuerdo final, ya que esta falta de consenso no impide que el Acuerdo de París entre plenamente en vigor en 2020.

Algunos países fueron también muy críticos con la prioridad que concede el texto al informe científico sobre los océanos frente al del uso de la tierra; precisamente Chile, que preside esta cumbre, ha tenido desde el inicio un interés muy marcado por que ésta fuera la “COP Azul”.

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