Pelayo Terry Cuervo
No le basta a la Organización de Estados Americanos (OEA), totalmente desprestigiada y sin autoridad moral alguna ante los pueblos del continente, mantener sus silencios cómplices luego de acontecimientos como la brutal represión en Chile o el golpe de Estado en Bolivia.
Sus ya conocidas posiciones reaccionarias, encabezadas por el secretario general del bloque, Luis Almagro, no tienen para cuando acabar y ahora, en claro contubernio con el gobierno del enjuiciado Donald Trump, pretende sumarse al circo, ya en movimiento, alrededor de la colaboración médica internacional cubana.
El miércoles, y bajo las órdenes de Washington, la OEA intentó una nueva maniobra y cruzando todas las líneas rojas de la decencia, como han dicho autoridades del archipiélago, se sumó al acoso directo de los médicos cubanos.
Almagro y sus secuaces organizaron un panel para montarse en la misma cuerda de sus amos y atacar directamente los programas de colaboración cubanos, reconocidos por organismos internacionales y con pruebas fehacientes de cuánto beneficio han reportado en los más de 60 países donde los galenos antillanos han dejado su huella.
Cuba reaccionó inmediatamente y rechazó la nueva embestida, a través de declaraciones de la subdirectora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, Johana Tablada, quien definió la posición del país antes del inicio de un evento sobre la cooperación médica cubana en el mundo, desarrollado como parte de la XVIII edición de la Serie de Conversaciones de Cuba en la política exterior de Estados Unidos, evento organizado por el Centro de Investigaciones de Política Internacional y el Instituto Superior de Relaciones Internacionales.
Cumpliendo las órdenes del gobierno del presidente Donald Trump, el Sr. Luis Almagro habla o calla cuando le ordenan. Nunca se equivoca en ponerse contra los intereses de los pueblos y al servicio de los más reaccionarios intereses del gobierno de Estados Unidos y las oligarquías nacionales.
Para la diplomática no sorprende, pero sí resulta insólito y bochornoso que Almagro disponga de recursos que no le pertenecen para atacar programas legítimos de cooperación, mentir e ignorar el impacto real en los indicadores de salud de los pueblos, de la obra noble y humana de los médicos y personal de la salud de Cuba.
“Esta cooperación se realiza en los marcos legítimos de la cooperación Sur-Sur y con la participación de los gobiernos y fuerza de salud local que en nuestra región -y en otras partes del mundo- aprecian y agradecen esta importante actividad”, señaló.
También denunció que el gobierno de Donald Trump ha cruzado todas las líneas rojas de la decencia, pues por primera vez participa en acciones de acoso contra el personal médico cubano. “No sólo recorta la ayuda exterior y la condiciona a sus intereses políticos más reaccionarios, sino que además llegan al extremo de atentar contra la labor de los médicos cubanos, cuyo trabajo permite aumentar la calidad de vida sin intervenir en los asuntos internos de los estados. Ni una sola vez se le ha preguntado a un paciente sobre su afiliación política o ideológica”, aclaró la funcionaria y fue enfática al señalar que los servicios médicos prestados a través de contratos individuales permiten contribuir a financiar costosos servicios del sistema de salud universal de Cuba, insumos, tratamientos para el cáncer, reactivos y equipos médicos”, a los cuales accede la población de la mayor de las Antillas sin costo alguno, como ha sido durante los últimos 60 años.
En tanto, y como reacción sobre el mismo tema, el doctor Jorge Delgado, director de la Unidad Central de Cooperación Médica del Ministerio cubano de Salud Pública, recordó que la isla inició en 1963 una amplia historia de colaboración con naciones necesitadas y que esos cooperantes ofrecen sus servicios voluntariamente, impulsados por una convicción humanista, desinteresadamente, y responden a esa tarea como un genuino deber internacionalista.
Como parte de la campaña, a la que se han sumado las grandes trasnacionales de la desinformación, han intentado sembrar en la opinión pública el calificativo de “esclavos”, el cual pretenden endilgar a los médicos de la isla presentes en otros países.
Pero los cubanos han reiterados ante diversas autoridades que sólo son “esclavos del sagrado cumplimiento del deber de salvar vidas y cuidar la salud de los pueblos, cuyos indicadores son hoy la mejor evidencia de la solidaridad del sistema sanitario cubano”.