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Elecciones en Panamá

Alfredo García

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El modelo “democrático” impuesto por Estados Unidos en Panamá tras la sangrienta invasión en diciembre de 1989, busca el equilibrio en medio de escándalos políticos, desigual distribución de la riqueza, corrupción administrativa y aparente amnesia histórica del electorado.

Tres décadas después de la “apertura” democrática que siguió al sangriento zarpazo a la independencia panameña y marcó la temporal derrota del movimiento nacionalista liderado por Omar Torrijos, el pasado domingo fue elegido presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, candidato del Partido Revolucionario Democrático (PRD), con el 33.19% de los votos sobre sus competidores más cercanos, el ex ministro de Asuntos del Canal de Panamá, Rómulo Roux, candidato del oficialista, Cambio Democrático (CD), que alcanzó un 31.08% y el periodista, Ricardo Lombana, candidato “independiente” del movimiento, Otro Camino Panamá, que obtuvo un 19.55% de los comicios. Siete candidatos de igual número de partidos y uno “independiente”, participaron en la contienda electoral.

Los panameños también eligieron 20 diputados al Parlamento Centroamericano, 71 diputados de la Asamblea Nacional, 81 alcaldes, 679 representantes de corregimiento y 9 concejales. Según datos preliminares, participaron 1 millón, 956,894 electores (73.02%) de un total de 2 millones 757,823 registrados, con 1 millón 911,249 (97.67%) de votos válidos.

Cortizo, empresario de 66 años, sucederá al actual presidente, Juan Carlos Varela, el 1 de julio de 2019 hasta el 1 de julio de 2024. En su primer mensaje como presidente electo, Cortizo prometió luchar contra la corrupción y dar un impulso a la economía panameña. “Estamos preparados para gobernar y darle paz y prosperidad a Panamá”, aseguró el flamante presidente.

Aunque Cortizo ha sido identificado como candidato de una alianza “centro-izquierda”, las elecciones panameñas se caracterizaron por la coincidencia de los tres principales candidatos en su formación académica norteamericana y su programa económico neoliberal. El apretado triunfo de Cortizo se atribuye al hartazgo ciudadano del mandato de Ricardo Martinelli, quien guarda prisión acusado de abuso de poder y corrupción, seguido por el gobierno continuista del presidente Varela, los escándalos de corrupción dentro del Poder Legislativo, la ausencia de justicia por los sobornos de Odebrecht y la inequidad que sitúa a Panamá entre los 5 países más desiguales del planeta, a pesar de su crecimiento cercano al 6% anual en la última década.

Según el Banco Mundial, Panamá ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en todo el mundo, con una economía basada en el tráfico por el Canal, inversiones en infraestructura y paraíso financiero.

En la “democracia” panameña, MADE IN USA, edén de multinacionales, el 20% de la población recibe el 65% del ingreso nacional. En áreas urbanas, la pobreza total y extrema alcanzan, 20% y 4.4% respectivamente; en áreas rurales no indígenas la pobreza es el 54% de la población y 1 de cada 5 personas (22.0%) apenas sobrevive en pobreza extrema; en áreas rurales indígenas, casi la totalidad de la comunidad autóctona es pobre (98.4%) y en pobreza extrema se encuentra el 90% de sus pobladores.

Muchos especialistas coinciden en que el nuevo gobierno panameño será más de lo mismo. Sin embargo el regreso a la presidencia del PRD, histórico brazo político de la revolución nacionalista liderada por Omar Torrijos, puede reverdecer en las nuevas generaciones el legado independentista del legendario general.

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