Jorge Gómez Barata
Estados Unidos se retira del Plan Integral de Acción Conjunta, más conocido como acuerdo 5+1. En respuesta, Irán lo incumple: ¿Cuál peca más?
Negociado durante 20 meses y firmado en 2015 por representantes de Estados Unidos, China, Irán, Inglaterra, Francia, Alemania y la Unión Europea, el Plan Integral de Acción Conjunta que constituye un esfuerzo para poner a la humanidad a salvo de la proliferación nuclear, está a punto de ser anulado por un solo hombre: Donald Trump.
En los hechos se trata de un extraño acuerdo adoptado entre seis partes de las cuales, solo Irán, contrajo obligaciones sustanciales, mientras que el resto de los signatarios apenas se comprometen a abstenerse de realizar acciones que favorezcan el desarrollo de la industria atómica de Teherán y a vigilar al Estado Persa para que cumpla lo acordado.
¿A qué está obligado Irán? ¿Qué se le prohíbe? ¿Qué recibe a cambio?
Irán, firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear, mediante el cual se comprometió a no poseer armas nucleares, por este nuevo acuerdo renuncia también a desarrollar tecnologías y precursores nucleares con los cuales pudiera crear bombas atómicas.
Este fenómeno se explica porque, como muchas otras, las tecnologías nucleares, especialmente aquéllas que ofrecen posibilidades para enriquecer el uranio, tienen carácter dual. Es decir, permiten refinar el uranio, tanto para producir combustible destinado a las centrales eléctricas y a los reactores de investigación, como para usarlo en armas nucleares.
Por falta de confianza, los cinco países integrantes del Consejo de Seguridad de la ONU, más Alemania y la Unión Europea, han obligado a Irán a comprometerse a:
1.- Renunciar al 50 por ciento de sus existencias de uranio enriquecido al 20 por ciento.
2.- No enriquecer uranio más allá del 5 por ciento ni acumular inventarios por encima de los 300 kilogramos.
3.- Desmantelar dos tercios de sus 19,000 centrifugadoras para enriquecer uranio.
4.- En los próximos 15 años, Irán no producirá plutonio, no creará nuevas instalaciones para enriquecer uranio y no instalará reactores adicionales de agua pesada ni reprocesará combustible nuclear gastado.
5.- No realizará actividades industriales que puedan contribuir al desarrollo de un dispositivo nuclear, incluido el desarrollo de la metalurgia.
Para supervisar el cumplimiento de tales cláusulas, el Estado Persa permitirá a la OIEA instalarse en el país.
A cambio, Estados Unidos, la ONU y la Unión Europea aceptaron levantar las sanciones económicas y financieras, y no volver a imponerlas. Esos países se comprometen, además, a no bloquear las exportaciones de petróleo crudo, oro, gemas, artículos de la industria petroquímicas de Irán y anularán las disposiciones que impiden la repatriación de los activos retenidos en el extranjero y en un plazo determinado, suspenderán el embargo a la compra de armas.
Con el Plan Integral de Acción Conjunta, se impide a Irán dotarse de los elementos que hacen posible crear bombas atómicas, principalmente uranio y plutonio, al menos en los próximos 15 años, compromiso que en su momento satisfizo a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania y que Irán acató.
Al salir del Tratado, Estados Unidos, no sólo restableció las sanciones económicas contra Irán, sino que reforzó algunas. Los gobiernos y expertos europeos, autores del acuerdo e interesados en mantener su vigencia, se preguntan: ¿Qué más quiere Donald Trump? Y si Irán no para: ¿Qué hará? Allá nos vemos.