
La fiesta que convirtió a Liverpool en una marea roja por el vigésimo campeonato de liga terminó en sobresalto. A las 18:00 h locales de este lunes, un BMW negro irrumpió en Water Street, a escasos metros del recorrido del autobús descapotable del club, y atropelló a numerosos peatones que seguían celebrando la gesta del equipo.
La Policía de Merseyside confirmó la detención del conductor, un varón blanco de 53 años originario de la zona, e informó de que la investigación sigue abierta para esclarecer si el choque fue intencional o producto de una maniobra imprudente.
Las autoridades pidieron a la población “no especular” y aportar cualquier testimonio o grabación que ayude a reconstruir los hechos.
Aunque todavía no se ha precisado el número de víctimas ni la gravedad de sus lesiones, testigos hablaron de al menos diez personas atendidas, incluidos dos agentes que resguardaban la zona.

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Imágenes difundidas en redes muestran el inmediato despliegue de ambulancias, bomberos y patrullas, así como el intento de algunos aficionados de retener al sospechoso antes de su arresto.
El primer ministro Keir Starmer calificó el atropello de “espantoso” y agradeció la rápida respuesta de los servicios de emergencia, mientras que la comisionada policial Emily Spurrell subrayó que “la prioridad es la atención a los heridos y la recopilación de pruebas”.
Por su parte, el Liverpool FC emitió un comunicado expresando “pensamientos y oraciones” por los afectados y ofreciendo plena colaboración a las autoridades. Incluso el eterno rival local, el Everton, manifestó su solidaridad tras el incidente.
Water Street y varias arterias del centro permanecieron acordonadas durante horas para los peritajes forenses, mientras efectivos del Servicio de Ambulancias del Noroeste (NWAS) confirmaron que evaluaban la situación “para garantizar asistencia médica inmediata”.
El suceso ensombrece una jornada histórica para la ciudad, que congregó a cientos de miles de aficionados en un desfile de nueve kilómetros por el banco festivo de primavera.
La Policía no descarta ofrecer una rueda de prensa en las próximas horas con el balance final de lesionados y posibles cargos contra el detenido. De momento, el llamado es claro: evitar rumores y permitir que la investigación determine por qué la celebración del Liverpool campeón terminó con sirenas y cintas policiales.
IO