
Este 15 de agosto, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, sostienen en Anchorage, Alaska, su primera reunión cara a cara desde 2019.
La cita busca abrir una nueva vía diplomática en medio de la guerra en Ucrania, aunque también se prevé un fuerte componente económico en las conversaciones.
Ambos mandatarios se reunirán a las 11:30 horas (tiempo local) en la base militar Elmendorf-Richardson, comenzando con un encuentro privado acompañado de intérpretes y continuando con un desayuno de trabajo junto a sus delegaciones.
Qué busca cada lado
Fuentes diplomáticas señalan que Trump pretende sentar las bases para un segundo encuentro que incluya al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, con el objetivo de negociar un alto el fuego.
Sin embargo, medios internacionales reportan que Putin podría exigir que Ucrania ceda las regiones ocupadas por Rusia —Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón— como parte de cualquier acuerdo de paz.
Por su parte, el Kremlin parece interesado en ampliar acuerdos económicos. Putin viaja acompañado por su ministro de Finanzas, Antón Siluanov, y el enviado especial para la cooperación económica con Estados Unidos, Kiril Dmitriev.
Del lado estadounidense, están presentes el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el de Comercio, Howard Lutnick.
Un lugar con historia
La elección de Alaska como sede no es casual. El territorio fue vendido por Rusia a Estados Unidos en 1867 por 7.2 millones de dólares, en lo que se conoce como la Compra de Alaska.
Además de su valor simbólico, el enclave militar de Elmendorf-Richardson es estratégico para la vigilancia en el Ártico.
Esta cumbre representa la oportunidad más directa desde 2022 para explorar una salida diplomática al conflicto, aunque las posiciones de ambas partes siguen marcadas por profundas diferencias.
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