
La mañana de este viernes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, abordó el Air Force One rumbo a Anchorage, Alaska, donde sostendrá un encuentro con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para discutir una posible tregua en el conflicto de Ucrania.
Se trata de la primera reunión entre ambos mandatarios desde 2019 y la primera desde el inicio de la guerra ruso-ucraniana en 2022.
En un mensaje previo en su red Truth Social, Trump subrayó la relevancia de la cita diplomática: “¡Mucho está en juego!”.
El mandatario viaja acompañado de una comitiva de alto nivel, integrada por el secretario de Estado, Marco Rubio; el secretario del Tesoro, Scott Bessent; el secretario de Comercio, Howard Lutnick; el director de la CIA, John Ratcliffe; su jefa de Despacho, Susie Wiles; la secretaria de Prensa, Karoline Leavitt; y el enviado especial presidencial, Steve Witkoff, quien recientemente sostuvo conversaciones en Moscú en representación de la Casa Blanca.
Un enclave estratégico para Estados Unidos
La reunión se llevará a cabo en la base militar Elmendorf-Richardson, ubicada en Anchorage, territorio que perteneció a Rusia hasta 1867 y que actualmente es clave para la vigilancia y operaciones estadounidenses en el Ártico.
Aunque Trump prometió durante su campaña que lograría la paz en Ucrania en 24 horas, ha reconocido que alcanzar un acuerdo es “más difícil de lo que pensaba”.
No obstante, busca al menos pactar un alto el fuego que permita la participación del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en un eventual acuerdo de paz.
Este encuentro podría marcar un punto de inflexión en las negociaciones internacionales y en la política exterior de Estados Unidos frente al conflicto.
IO