Síguenos

México

'La corrupción es una peste en México y si no para no habrá Paz”

* El Obispo de Chilpancingo, Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, dice que una de las causas por las que se dificulta lograr la Paz es la corrupción: “el país nuestro es el más corrupto, en muchos niveles tenemos esta peste y mientras no la hagamos a un lado la Paz no va a llegar por los arreglos debajo de la mesa”. Otra causa dijo que es la simulación, “hacemos como que hacemos y aparentamos lo que no”  

CHILPANCOINGO, Guerrero, 6 de noviembre (EL SUR DE ACAPULCO).- En el coloquio “La construcción de la paz en el Estado de Guerrero”, los ponentes coincidieron en que lograr la paz es una tarea de todos. Sin embargo, el Obispo Salvador Rangel Mendoza, advirtió que “de los políticos no vamos a esperar mucho, porque muchas veces buscan sus propios intereses o de partido” y de las instituciones oficiales tampoco pueden esperar nada, porque “porque muchas veces nos escudamos y nos cuidamos las espaldas”.

El coloquio se realizó en el auditorio del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y fue inaugurado por el magistrado presidente Alberto López Celis. Fue organizado por el ex director de la Escuela Normal de Ayotzinapa, José Luis Hernández Rivera, quien fue nombrado por la Organización de la Américas para la Excelencia Educativa (ODAEE) embajador de la Paz, y por el obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Rangel Mendoza.

Ahí el obispo reprochó que la corrupción, a la que calificó como una “peste” presente en todo el país, es una de las causas por las que se dificulta lograr la paz, “mientras no la hagamos a un lado, la paz no va a llegar”.

En el acto participaron también el sobreviviente de los ataques a los normalistas de Ayotzinapa en Iguala, Ángel Mundo Francisco, y el representante del rector de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), Javier Saldaña Almazán, José Betancourt Villa.

López Celis dijo que el TSJ comparte la preocupación de los grupos sociales para construir mejores escenarios de paz.

Agregó que este es un tema “que a todos nos preocupa”, pero que está claro que la paz no se logra sólo con los esfuerzos institucionales, sino que exige la concurrencia de toda la sociedad, aunque admitió que el Estado tiene una mayor responsabilidad”.

A su vez, el presidente municipal, el perredista Antonio Gaspar Beltrán, reprochó que hablar de un coloquio por la paz es algo de lo que estamos muy poco acostumbrados, “estamos más acostumbrados para ejercicios de reclamos sociales, para la toma de calles y edificios públicos, que para actos como éste, que son para la paz”.

Dijo que no es nada alentador vivir en una ciudad que hasta hace algunos meses era catalogada como una de las más violentas del país.

Admitió que no es con más policías ni armas en las calles como se va a construir la paz, sino “cuando logremos llegar al corazón de la gente, cuando le hagamos sentir que es a través de los valores humanos como alcanzaremos la paz”.

En su breve intervención, Hernández Rivera, pidió transitar por las calles del estado “sin ese miedo que genera indiferencia, paraliza el cuerpo y congela el alma y trabajar para alcanzar la paz duradera, hagamos cada cual lo que nos corresponde, juntos hagamos lo posible, porque nuestras vidas y la de nuestros hijos merecen la pena”.

El primer ponente fue el sobreviviente de la normal de Ayotzinapa, quien expresó que en un mundo lleno de violencia, “todos somos sobrevivientes”, aunque dijo que, en su caso, los días 26 y 27 de septiembre del 2014 le siguen tan presentes “que hasta hoy me llega el olor a pólvora, a miedo y a terror, pero también tenemos claro que la valentía no es la ausencia del miedo, sino el triunfo sobre él”.

En su intervención contó lo ya conocido sobre lo que pasó la noche de ese 26 de septiembre y la madrugada del 27, así como lo que han vivido los padres de los 43 estudiantes desaparecidos y los estudiantes de esa normal en los días, semanas, meses y años posteriores a la tragedia.

Al terminar, expresó: “Esta es la parte de mi historia, otros podrán contar la suya y juntos armar el rompecabezas, un rompecabezas de dolor y de muerte, un dolor que no termina, una herida que no cicatriza y que mientras haya injusticia y crímenes esta herida estará abierta”.

Concluyó: “aquí estoy ante ustedes, esta es la voz de un sobreviviente, no se nos olvida que pudimos ser uno de los heridos, de los muertos, o uno de los 43 desaparecidos, y es por esta razón que a pesar de las críticas y adversidades que encontremos en el camino seguiremos apoyando a las familias de nuestros hermanos, nuestro compromiso es con ellos, con los que hoy nos faltan, por ellos y para ellos es esta lucha, porque para lograr la paz se necesita justicia, verdad, libertad y mucho amor”.

En seguida el obispo Rangel Mendoza expresó que lograr la reconciliación y la paz es una tarea de todos como sociedad, y que se debe construir una democracia incluyente para establecer un camino de paz, y, asimismo, realizar acciones concretas desde distintos frentes.

Pero convocó construir esa paz desde ahora, “no nos podemos sentar a esperar a que solamente las instituciones gubernamentales nos traigan y construyan la paz”.

Recomendó que la educación es el eje central que prepara a la comunidad para el desarrollo y la paz y dijo que los jóvenes por medio de la cultura, el trabajo social y el deporte pueden ser grandes constructores de la paz, porque, añadió, “posiblemente a muchos de los mayores ya se nos acabaron las ilusiones, o nada mas vemos que pasan los acontecimientos, mientras que los jóvenes son algo distinto a nosotros”.

En cambio, agregó que los niños, adolescentes y jóvenes constituyen un sector poblacional clave para la implementación de la reconciliación y la paz, dado que representan la mayor parte de los afectados y victimas en los conflictos.

Les dijo a los asistentes, que la mayoría eran jóvenes de distintas escuelas, que “son los que nos pueden proporcionar un futuro diferente, gracias a su posición generacional, su espíritu crítico frente a lo establecido, y una alta creatividad en la acción, que es lo que nos puede traer la paz y la reconciliación”.

Añadió que los jóvenes pueden cooperar en la paz llevando su alegría y su deporte a las comunidades para contagiar a otros jóvenes de este espíritu de reconciliación y de paz.

Pero demandó a los institutos educativos “reconocer al joven como actor relevante”, porque, “yo creo que de los políticos no vamos a esperar mucho, muchas veces buscan sus propios intereses o de partidos. De Instituciones oficiales, tampoco, porque muchas veces nos escudamos y nos cuidamos las espaldas, pero los jóvenes son actores relevantes para la mejora de la conveniencia y transformación positiva de toda la comunidad educativa” y pidió visibilizar sus potencialidades y esfuerzos.

Pidió, asimismo, que las instituciones educativas instruyan la cátedra de la paz, y crear canales y herramientas que lleven a construir la reconciliación.

También propuso el fortalecimiento de las organizaciones juveniles para la facilitación de la participación de los jóvenes en asuntos públicos locales, brindándoles el reconocimiento que busca este sector social, “entre más se metan los jóvenes en las comunidades, en las periferias y en los barrios, es como van a ir aumentando el propósito de paz y de reconciliación, acuérdense que la carne de cañón para la  delincuencia son precisamente las sociedades marginadas, los barrios pobres, las comunidades donde no han llegado muchas cosas”, dijo.

Pero agregó que no solamente se debe dejar a los jóvenes que participen en la paz y la reconciliación, “sino todos nosotros debemos apoyar este proyecto, dando lugar a un ejercicio colectivo de memoria y transformación por medio del debate, del dialogo y transformación”.

En la etapa de preguntas, el obispo dijo que una de las causas por las que se dificulta lograr la paz es la corrupción, “el país nuestro es el más corrupto, en muchos niveles tenemos esta peste y mientras no la hagamos a un lado la paz no va a llegar por los arreglos debajo de la mesa”. Otra causa dijo que es la simulación, “hacemos como que hacemos y aparentamos lo que no”.

Otro de los asistentes le preguntó su opinión con respecto al caso de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos y denunció que “se ocultan de manera institucional muchas cosas que no han querido decir”. Exigió: “tenemos derecho a conocer la verdad”, y advirtió que mientras ésta no se conozca, “llevaremos una loza sobre nuestras espaldas, y a uno que otro político le va a remorder la conciencia hasta que se muera”.

Siguiente noticia

Empresa