
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, celebró este viernes la resolución judicial en Estados Unidos que obliga al exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y a su esposa, Linda Cristina Pereyra, a pagar más de 2 mil 488 millones de dólares al Estado mexicano.
Durante la conferencia matutina en Palacio Nacional, la mandataria subrayó que esta sentencia representa una forma de justicia frente a la corrupción que prevaleció en sexenios anteriores.
“Hay justicia, porque el problema no solamente es este personaje y su vínculo con el crimen organizado, sino que siguió haciendo negocios con recursos públicos después de dejar el cargo”, expresó Sheinbaum ante medios de comunicación.
El fallo, emitido por la jueza Lisa Walsh de la corte del condado de Miami, Florida, responde a una demanda civil presentada por el gobierno mexicano.

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Corte de Florida condena a Genaro García Luna y a su esposa a pagar más de 2,400 millones de dólares por desvío de recursos
De acuerdo con Pablo Gómez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), la resolución marca un precedente en la lucha internacional contra la corrupción de altos exfuncionarios.
García Luna, quien ocupó uno de los cargos más sensibles durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012), deberá devolver 748 millones 829 mil dólares por su participación en una red de sobornos y desvíos en licitaciones públicas.
Por su parte, su esposa Linda Cristina fue condenada a pagar más de mil 740 millones de dólares, lo que eleva la cifra total a casi 2.5 mil millones de dólares.
Actualmente, García Luna permanece preso en Estados Unidos, tras ser declarado culpable de múltiples cargos, incluidos tráfico de drogas, lavado de dinero, y conspiración.
Según la UIF, esta victoria judicial demuestra el alcance internacional de las investigaciones mexicanas y la voluntad del Estado de recuperar el dinero desviado al extranjero.
La presidenta Sheinbaum afirmó que este resultado es una clara señal de que se está desmontando el modelo de impunidad que por años operó en las altas esferas del poder. “Es una lección para las generaciones actuales y futuras: el dinero público debe servir al pueblo, no a intereses personales”, concluyó.
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