Jesús Peraza Menéndez
Roger Aguilar estaba atento siempre, satisfactoriamente intranquilo. Preparaba sus respuestas cargadas de ironía, ese ser siempre él maestro infalible de matemáticas y de todo. En aquel entonces decía: “Deja de masturbarte”, cuando criticabas el reformismo. Y yo le respondía: “Camarada, hace tiempo sostengo relaciones orgásmicas que me evitan esta deliciosa práctica de la masturbación”. Cohibido, se disculpaba y agregaba, “no era mi intención”.
Defendía religiosamente sus preceptos. Los asumía como ciertos. Si rebasabas su inamovible asignatura dictada por algún supremo dirigente nacional, entonces te decía groserías, se indignaba, amenazaba con no volver a escribir en las redes sociales ante la inclemente crítica de su camarada Jesús Peraza. Ese indispensable somos, es mucho más, que tantos que no se critican ni discuten ni se enfrentan con la pasión que requiere la política en el arte de vivir la vida, de hacerla que no te la vivan, carajo y todavía se premian unos a los otros en esta mierda de sistema social de injusticia.
Modesto como era tradicional conservador en tantas cosas personales, familiares, sociales pero crítico antisistémico, anticapitalista. Comunista, de los que bebieron la época que siguió a la Revolución de Octubre precedida por la Revolución Mexicana con el colofón del socialismo de Yucatán, militante influido con la energía de la revolución. Mientras duró la URSS con el “socialismo realmente existente”, la descomposición burocrática que interrumpió, traicionó y derrotó la revolución mundial se identificaban con los reductos de la ideología leninista sin criticar el estalinismo, Trotsky era una víctima lejana de la “obra socialista” y él no terminó de digerir la decadencia estalinista.
Lo he dicho con buena ortografía y sintaxis, eran sus armas usadas contra la ignorancia de los que no las tenían. Claro, porque él pertenecía al magisterio, del viejo estilo de educación, la que modela al estudiante para la vida. Mientras otros de aprendizaje oral, sin ortografía ni sintaxis, con una práctica de sobrevivencia de aprendizaje oral con experiencia. Discutíamos y aceptaba, pero le costaba comprender la conciencia sin reglas gramaticales, es la inmensa mayoría de las trabajadoras con los trabajadores.
Con el Partido Comunista Mexicano (PCM) se ajustaba a la convivencia electoral como los partidos comunistas italiano y francés. Los reformistas iban cambiando de nombre perdiendo características revolucionarias. El Partido Socialista Unificado de México “ya no era comunista”. Al Partido Mexicano Socialista, se sumó el PMT de Heberto Castillo, que eliminó la hoz y el martillo. También se sumó el PSM de Gascón Mercado, que dejó el PPS, siervo del PRI. Asimismo se adhirieron los intelectuales del Movimiento de Acción Popular (MAP), hasta la formación del PRD con la Corriente Democrática del PRI, que configuró el modelo de oposición política electoral después de los terremotos de 1985 que significaron un quiebre histórico tras el movimiento de masas que despertó en la CDMX y configuró nuevas relaciones de poder, incluso la izquierda electoral ha gobernado desde entonces. EL PRD derivó en una mafia de gángsteres que expulsó e incluso asesinó a los opositores de izquierda como fue poco antes de la noche de Iguala que el presidente municipal de “Los Chuchos” disparó contra el dirigente social del mismo partido en ese municipio.
Asistió a un par de mis exposiciones de escultura con su compañera. Preguntaba por Jemaro Villamil y Leonor Villamil, tío y madre de mis hijos Andrea y Mateo, mi microcosmos. “Bueno, no entiendo nada de escultura pero esta me gusta”. Me reclamaba también: “Mario Renato Menéndez pública todo de AMLO pero nada de nosotros”. ¿Quiénes? Y se encabronaba. Bueno, AMLO estrechó esta relación mientras ustedes la han despreciado por la crítica y la discusión. “Son Menéndez, todos son iguales”, me decía.
Su última batalla electoral fue de los candidatos de MORENA, que no viene de la derecha, elegidos por AMLO. Roger fue insaculado. Realizó una campaña prácticamente de casa en casa en el Distrito III de Mérida, compitiendo contra la larga tradición conservadora señorial, que siguió desde la Colonia, panista, representada por una de sus máximas exponentes: Cecilia Patrón Laviada. Roger venció a la tradición, ganó. Cambió el perfil de esta clase media urbana reaccionaria por la causa justa que ahora está en efervescencia y muestra potencias inusitadas, incluso el fraude convenido entre el prinopanista no pasó. ¡Les ganamos, Roger!
Me dijo cuándo lo felicité por su último cumpleaños: “Me siento orgulloso de tenerte de amigo, te lo digo en serio”. Y le respondí: Bueno, si eso nos da la pauta para seguir discutiendo con toda libertad, a mí también me alegra, con la convicción de luchar hasta la victoria siempre.