Michael Vázquez Montes de Oca
Otra cita importante que prácticamente se efectuó sin que los medios informativos le dieran seguimiento, fue la IX Cumbre de la Asociación de Países de África, Caribe y Pacífico (compuesta por la mayoría de los Estados de África Subsahariana, los del Caribe, Belice y Surinam). En su inauguración, estuvieron presentes representantes de 70 de los 79 miembros, incluidos 17 jefes de Estado, con el tema “Un ACP transformado y comprometido con el multilateralismo”.
Uno de sus objetivos principales de la organización es definir las posiciones comunes en relación con la Unión Europea (Fondo Europeo de Desarrollo), y coordinar actividades, el desarrollo sostenible, así como su mayor integración a la economía mundial.
Desde su creación por el Acuerdo de Georgetown en 1975, hace 44 años, ha concedido suma importancia a la consolidación y reforzamiento de los principios fundacionales de unidad, solidaridad y cooperación y se ha centrado en impulsar la lucha por la preservación de la paz y la seguridad internacionales, frente a la compleja situación política, económica, social, migratoria y medio ambiental que enfrenta el mundo actualmente.
En el evento, Kenya pidió establecer un sistema multilateral robusto para promover un comercio justo y acelerar el crecimiento, la paz y la estabilidad en el sur mundial, al manifestar su presidente que se debe fortalecer un orden mundial basado en reglas, con el fin de impulsar a la acción en desafíos apremiantes como la pobreza, los conflictos, el extremismo violento y el cambio climático, añadiendo que los países en desarrollo deben defender un sistema multilateral reformado que promueva un comercio equilibrado, integración, conectividad y respuesta al cambio climático.
El secretario general del grupo ACP, dijo que se presenta una oportunidad para reafirmar su fidelidad a un sistema mundial basado en reglas que impulse el crecimiento equitativo, la buena gobernanza, la paz y la cohesión, así como para negociar tratados que amplíen el acceso a mercados para sus productos, como una forma de erradicar la pobreza extrema, la desigualdad y el desempleo. Por su parte, los representantes de la Comunidad del Caribe (CARICOM) reafirmaron su compromiso con el multilateralismo hacia naciones africanas.
En la clausura del evento, el primer ministro de Jamaica, junto a su par de Barbados, reiteraron su aspiración de avanzar en una misión común entre los pueblos que la conforman. Respaldaron la declaración final que se refiere al papel influyente en la gobernanza global, así como las áreas relacionadas con la paz y la seguridad, y se expresó la aprobación por la creación de una oficina del CARICOM en Nairobi, afirmando que “nuestra región y África han estado separadas, no sólo por el océano Atlántico, sino por siglos de división y explotación”.
La vicepresidenta cubana del Consejo de Ministros señaló que los participantes del encuentro plasmaron su rechazo al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra la isla hace casi seis décadas y puntualizó que la ACP debe incrementar su visibilidad y proponerse ejercer un papel más relevante en los diversos foros internacionales, afirmó que la fortaleza descansa en la unidad y la solidaridad; advirtió que un Grupo dividido, agrupado por agendas e intereses especializados y atomizado, podría perder su razón de ser y su capacidad de influencia, e instó a proponer una coordinación efectiva en las negociaciones económicas y comerciales multilaterales, particularmente en la Organización Mundial de Comercio, “de lo contrario, seguiremos sufriendo el hecho actual y real de que las reglas y obligaciones del comercio mundial son diseñadas a espaldas de los países ACP”.
Los Estados ACP esperan culminar “en los próximos meses” las negociaciones de un nuevo acuerdo con la Unión Europea (UE) que regule las relaciones entre ambos bloques. Para América Latina y en particular para el Caribe, estas Cumbres tienen importancia porque enlazan los intereses reflejados en la Celac, Mercosur, Unasur, Caricom, la Asociación de Estados del Caribe (AEC), el ALBA y otras con la ahora pujante región africana y con Asia, en este último caso a través de la APEC, en la que participa China, que tiene fuertes intereses en África.
Resultan coincidentes con el Grupo ACP, los objetivos fundamentales del Caricom: elevar el nivel de vida y el trabajo de sus naciones; contribuir a la eliminación del desempleo; acelerar, coordinar y sustentar el desarrollo económico, fomentar el comercio y las relaciones económicas con terceros, la integración económica de los miembros a través del establecimiento de un régimen de mercado común, la coordinación de sus políticas exteriores y promover la cooperación en los ámbitos educativos, culturales e industriales. Aunque se ha pretendido minimizar, sus logros han sido muchos, especialmente en la cooperación funcional en sectores como la educación, la salud, la cultura y la seguridad. Cuba y el Caricom cuentan con instrumentos novedosos para su relación, como la ampliación del Acuerdo de Comercio y Cooperación entre la Comunidad del Caribe y Cuba, que permite promover el desarrollo del comercio y las inversiones; la posibilidad de trabajar en el desarrollo del turismo multi destino y el intercambio cultural.
La Asociación de Estados del Caribe es una de las instituciones creadas al impulso de las corrientes integracionistas y es una iniciativa unitaria y propia de consulta, concertación y cooperación del Caribe y América Latina; que tiene como bases el fortalecimiento de la cooperación, con el propósito de crear un espacio económico ampliado y preservar el medio ambiente, considerado como patrimonio común de los pueblos de la zona. Sus áreas focales son, en la actualidad, el comercio, el transporte, el turismo sustentable y los desastres naturales y en ella participan como observadores africanos, asiáticos y latinoamericanos no caribeños. La AEC mantiene el reto de lograr una unión más cohesionada, y como dice su lema, “promover el desarrollo sostenible del Gran Caribe” y sus relaciones con estructuras como la Asociación de África, Caribe y Pacifico es un factor estratégico para el fortalecimiento del multilateralismo.
Parece evidente cómo, a través de esta red de instituciones regionales del llamado Tercer Mundo, puede irse desarrollando una vinculación que conformen una lucha común para proteger sus intereses frente al hegemonismo neo colonizador de los Estados Unidos y la Unión Europea.
La participación, en el caso de América Latina y el Caribe con gobiernos progresistas, de izquierda y francamente socialistas como Cuba y Venezuela, fortalecen esta corriente unitaria, multilateralista e, incluso, antiimperialista, apoyada también en la presencia cada vez más poderosa de China y Rusia.
Ojalá que este tipo de relaciones sigan ampliándose, fortaleciéndose y radicalizándose en el futuro para el desarrollo de una economía global de nuevo tipo basada en la solidaridad, la cooperación y no en la explotación.
Hay que observar el desarrollo de los acontecimientos.