Alvaro Cepeda NeriConjeturas
I.- Para erradicar de raíz la pavorosa corrupción dejada sobre todo por el peñismo y respecto a lo cual esa pandilla presidencial debe, simultáneamente, ser objeto de un radical deslinde de responsabilidades para que, al menos con Peña Nieto, los Lozoya y demás delincuentes –una vez precisadas las demandas ante la Fiscalía General de la República– sean puestos ante los tribunales para que reciban las sanciones respectivas. Esto es lo que se espera y no solamente los señalamientos matutinos a esa corrupción sin ningún efecto judicial, para recapacitar sobre los daños que está causando la lucha anticorrupción. Pues es claro que ésta se ha visto reflejada en la falta de medicamentos y todo lo que precisan los millones de mexicanos urgidos de esos medios para atender sus enfermedades; las cuales han sentido agravadas física y mentalmente. Y es que sus padecimientos los obligan a asistir al IMSS, al ISSSTE o a algunos otros centros de salud, pero éstos han cancelado sus actividades por la falta total de los insumos necesarios.
II.- Se enfrentan al despido de médicos. Rebaja de sueldos a los pasantes de medicina y toda una serie de acontecimientos que han ido en perjuicio de esos mexicanos que no tienen recursos para buscar atención médica privada; a la que tiene acceso una reducida parte de la población. Así que la lucha anticorrupción ha mostrado mezquindad porque esa falta de atención médica y medicinas, ha mostrado que no le importa la parte del pueblo que requiere, como nunca, que sus derechos a la salud se cumplan al pie de la letra constitucional. Hay, pues, tacañería y, peor, abuso del poder, ya que se trata de dinero del pueblo que debe ser utilizado en beneficio de esos mexicanos. Y más ahora, cuando con urgencia y sin pretextos, deben ser canalizados los recursos para mantener trabajando al personal y surtir los medicamentos indispensables para beneficio de la población más necesitada. Porque la escasez de esos elementos generada en nombre del combate a la corrupción, no debe ni puede hacerse con cargo a la salud de esos mexicanos.
III.- Este razonamiento es una tacañería que ya causó más males a los enfermos; lo que se ha sumado a la angustia que sienten al llegar al IMSS y al ISSSTE y recibir la noticia de que no hay servicio médico ni medicinas. Es muy claro que a la miseria y pobreza que padecen los enfermos, hay que agregar la avaricia gubernamental y ruin de los funcionarios y el mismo Presidente de la República, posponiendo la entrega de medicinas que por ningún motivo deberían haber sido canceladas. Esto ha sido un grave error político que acarreará costos democráticos muy negativos, además de proveer de armas a los adversarios y enemigos para atacar fuertemente las decisiones que ha tomado el Poder Ejecutivo. Así que no haber surtido de lo necesario para atender los legítimos reclamos de los enfermos de todo el país, ha dejado un precedente harto lamentable. Y ya se ha percibido en general como una sórdida y roñosa medida, que esos mexicanos sintieran desprecio a sus dolores físicos.
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