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Opinión

La legítima, por democrática, protesta de las mujeres

Alvaro Cepeda Neri

I.- Ha sido una protesta nunca antes vista, de mujeres que por todo el país se manifestaron para reclamar el cumplimiento de las obligaciones de los gobernantes municipales, de las entidades y federales, incluyendo a jueces y ministerios públicos, que han dejado pasar por alto los homicidios con el agravante de feminicidios. Estos son el factor común de la actual y sangrienta inseguridad que tras el calderonismo y el peñismo, a un año del lópezobradorismo, ha llegado a un punto donde, con esos millones de mujeres en las calles, el resto de la población proteste y se rebele contra los directamente responsables de frenar tal violencia, pues ya demostraron que no saben, no pueden y, lo peor, no quieren restablecer el Estado de Derecho; es decir, ejecutar el imperio de la ley para imponer legalmente la máxima paz social. Esa que hoy está casi totalmente desaparecida por la impunidad de que gozan los delincuentes al ser liberados casi ipso facto por las deficiencias de las investigaciones.

II.- La marcha en el Día de la Mujer y, un día después –cuando ellas dejaron sus actividades de lado– como un agregado a su protesta nacional, puso en evidencia que no están dispuestas a soportar más el machismo familiar, el laboral, en las calles, etcétera; pues ese machismo fue más allá de sus ventajas, de su fuerza, de la complicidad de funcionarios y la tolerancia a sus abusos. Más de la mitad de la población son mujeres y, de ahora en adelante, mantendrán su conducta de inconformidad contra los actos que las humillan por un machismo que ha llegado al presidencialismo actual. Salieron a las calles y se ausentaron de ellas, en 48 horas, para hacer presente su incontenible drama contra un patriarcado que giró a ese machismo contaminando a toda la estructura administrativa, judicial y legislativa de nuestro federalismo; el que ha consentido ese abuso, al no atender eficazmente las denuncias judiciales; permitiendo su multiplicación que va desde el maltrato intrafamiliar y público para llegar a las violaciones sexuales y feminicidios.

III.- Así que se decidieron a protestar masivamente. Desfilaron para repudiar, sobre todo, a los gobernantes, ministerios públicos y algunos jueces, que no han cumplido con sus obligaciones, discriminándolas. Se trata de igualdad como titulares de derechos humanos. De equidad. De no tolerar los abusos de la masculinidad machista, que se ha vuelto una costumbre y desprecio a la mujer que no debe permitirse. Ellas, cada vez más, deben ganar la calle y no ceder hasta hacer apreciar su valor humano y el máximo respeto en su convivencia social. Su protesta este 8 y 9 de marzo fue un primer paso para seguir insistiendo en la completa realización democrática como parte del pueblo, para lograr la más sana convivencia en condiciones de igualdad ante la Constitución y sus leyes reglamentarias. Y para que los funcionarios cumplan con su deber legal y de respeto a la legitimidad para con las mujeres, quienes mostraron su decisión política de hacer valer su condición de oponerse al poder unilateral del machismo.

cepedaneri@prodigy.net.mx

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