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Quintana Roo

Extrañas y peligrosas relaciones

De la Redacción

CHETUMAL, 15 de noviembre.- Tras la ejecución del policía ministerial de Yucatán, Felipe Nery Blanco Méndez, perpetrada el martes por A.G.C., hijo del septuagenario J.B.G.C., quien fue secuestrado en el crucero de Caobas el pasado 7 de noviembre, hay información que apunta a que detrás de ambos hechos está un grupo del crimen organizado vinculado al tráfico de drogas, con el cual se relacionó al vástago del ganadero y transportista quintanarroense.

Una cuenta pendiente con el grupo delictivo, que presta logística y avituallamiento a las descargas de droga en aeronaves en la frontera México-Belice, tanto en el norte del país centroamericano como en el sur de Quintana Roo, especialmente en el municipio de Bacalar, presuntamente llevó a que en represalia levantaran al ganadero y transportista J.B.G.C., y obligaran a su hijo A.G.C. a ejecutar a un policía de Yucatán de manera aleatoria frente a la Fiscalía General de ese estado.

Sin embargo, una vez que A.G.C. no pudo evitar su captura después de haber cumplido lo que le ordenaron, ha buscado argüir que disparó a los dos policías que lo llevaban en la patrulla, causando la muerte a uno e hiriendo a otro, que sufrió una crisis nerviosa porque estaba estresado y desesperado, luego de que había sido despojado de sus propiedades en Caobas y su padre estaba secuestrado.

Con esa versión fue presentado ante el juez de control en turno este jueves, en el Centro de Justicia Oral de Mérida, quien le dictó prisión preventiva después de que la Fiscalía le imputó los delitos de homicidio calificado, homicidio calificado en grado de tentativa y daño en propiedad ajena, lo mismo que a su esposa, N.R.P.E., dando 144 horas de plazo más para determinar su vinculación o no a proceso penal.

El plazo fue determinado a solicitud de su defensa, por lo que en la audiencia celebrada no declaró ante el juez, sino que se reservó ese derecho, y se fijó el martes 20 de noviembre para realizar la audiencia de vinculación a proceso.

Mientras tanto, aunque en la ciudad de Mérida se filtró la información extraoficial de que el padre de A.G.C., el ganadero y transportista J.B.G.M, fue liberado después del crimen el mismo martes, y en la localidad de Caobas también se corrió el rumor de la liberación, hasta el momento en dicha población no se ha presentado el septuagenario ni algún miembro de su familia, quienes abandonaron sus viviendas, negocios y vehículos desde el pasado lunes.

De igual forma, hasta este jueves los elementos de la Policía Estatal y de la Ministerial no han recibido notificación de los familiares del septuagenario sobre que haya sido liberado, porque lo que oficialmente para ellos sigue desaparecido.

En el pueblo también hay confusión, porque a los habitantes les llegó el rumor de que habían pagado los dos millones de pesos para la liberación del anciano ejidatario, pero ahora se ven sorprendidos por la probabilidad de que el pago para la liberación haya sido la ejecución de un policía de Yucatán.

De manera extraoficial, se sabe que además de A.G.C. y su familia, también se fueron a Mérida su hermano R.G.C. y su familia, porque presuntamente los delincuentes que levantaron a J.B.G.C. lo trasladaron a la capital yucateca, y por eso fueron ellos allí, para atender el problema que tenían.

Lo anterior ha causado estupor en la localidad de Caobas, como se expone en nota aparte en esta misma edición, porque con la desaparición del septuagenario J.B.G.M., se dio inicio a una tragedia que no se imaginaban, y que llevó a que de la noche a la mañana abandonara el pueblo la familia más rica de la región.

Pero más preocupación existe por la presunción de que un grupo del crimen organizado se encuentra detrás de los dos hechos criminales, tanto el levantón de J.B.G.C. como la ejecución perpetrada por A.G.C., quien presuntamente se vinculó con actividades del narcotráfico en la región sur de Quintana Roo, que está en la ruta de introducción de drogas a México, en su paso hacia su destino final, que es los Estados Unidos.

La localidad de Caobas, de donde son originarios A.G.C. y su padre, se encuentra ubicada en la entrada de una de las carreteras que comunica hasta la frontera con Guatemala y Belice, pues a través de ella se puede llegar a las localidades fronterizas de Arroyo Negro y Pioneros del Río.

De hecho, algunas de las rutas que cubren la familia afectada con sus unidades de transporte rural, se enlazan a Chetumal y Caobas con estas localidades de la zona limítrofe entre Quintana Roo, Campeche y Guatemala.

Asimismo, principalmente a través de Pioneros del Río, esta región aislada del sur de Quintana Roo se comunica por brechas con la región de Blue Creek, del norte de Belice, zona que sistemáticamente han utilizado los narcotraficantes para la descarga de droga mediante avionetas y jets.

Presuntamente con los narcotraficantes que operan la introducción de drogas desde Belice, y el aterrizaje de avionetas en ese país y el sur del estado se vinculó A.G.C., a quien una cuenta pendiente le costó el levantón de su padre; además de ser utilizado para la ejecución aleatoria de un policía ministerial en Yucatán.

El padre de A.G.C, el ganadero y transportista, J.B.G.M., de 75 años de edad, quien fue levantado el pasado 7 de noviembre, es considerado uno de los fundadores del poblado de Caobas, localidad de un mil 412 habitantes, ubicado en el municipio de Othón P. Blanco, en la carretera Chetumal-Escárcega, cerca de los límites con Campeche.

Como ejidatario, él y sus hijos R.G.C. y A.G.C. tienen extensas porciones de tierras, y reciben regalías y ganancias que les da el ejido por tener producción maderera.

Para los pobladores, el septuagenario y sus hijos son prósperos ganaderos, transportistas y acopiadores de miel, que han sido sus actividades públicas y visibles.

Pero en la región destacan porque han acumulado varias propiedades, las más conocidas, el rancho que tienen en Caobas y otro en el poblado de San José de la Montaña, ubicado en el camino a Tres Garantías; además se sabe que J.B.G.C ha adquirido otras más en compra a personas que se las fueron a ofrecer para resolver alguna necesidad económica.

Como ruletero afiliado a la Unión Nacional de Transportistas del Cambio (Untrac), J.B.G.M. y sus hijos tienen las concesiones de 10 rutas de transporte rural y 13 unidades, de las cuales 10 son operadas por “martillos”, quienes pagaban un mil pesos diarios, aunque por la crisis económica les bajó la renta a 800 pesos diarios.

Las otras tres unidades las operaban directamente el septuagenario y sus dos hijos, cubriendo las principales rutas del sur del estado y de la zona limítrofe con Campeche y Guatemala.

Actualmente, las rutas que cubren las “combis” y “minibuses” son: Caobas-Chetumal, Felipe Carrillo Puerto-Chetumal, Nuevo Bécar-Chetumal, La Lucha-Chetumal y Arroyo Negro-Chetumal, las cuales están operando con normalidad, aunque tres unidades se encuentran paradas, la número 31, por estar involucrada en el secuestro, la 30 y la 121, parqueadas frente a su domicilio en la comunidad Caobas.

Incluso por la influencia que tiene la familia del secuestrado en el servicio de transporte rural, su hijo R.G.C. es secretario del interior de la Untrac en Chetumal, en la directiva que encabeza José Guadalupe Arroyo Jalpa.

Como ganadero, en su rancho en Caobas llegaron a tener alrededor de 150 vacas en edad de gestación, además de sementales y becerros, éstos últimos al parecer ya fueron comercializados.

También son propietarios de maquinaria pesada, como un trascabo y dos volquetes, y de un centro de acopio de miel, porque también la compraban al mayoreo.

A.G.C. vivía en una casa aparte, mientras que su hermano R.G.C, el mayor, residía en la misma casa de su padre.

Sobre N.R.P.E, la esposa de A.G.C., detenida junto con él en Mérida como copartícipe del homicidio del policía, puesto que ella acompañaba al hijo del septuagenario en la patrulla, y supuestamente fue quien le pasó la pistola con la que disparó, de dos que llevaba en su bolso supuestamente “por seguridad”, poco se sabe además de su relación con él.

No obstante, es también del sur de Quintana Roo, y aparece como beneficiaria de programas federales de apoyo al equipamiento ganadero de la Sagarpa, y de empleo temporal en mantenimiento de caminos de la SCT.

Mientras tanto, la expectación se mantiene en el pueblo de Caobas, que con estos hechos que sacudieron a la familia más pudiente de la región han perdido su tranquilidad, y más preocupados están por la penetración que la delincuencia organizada puede tener en la frontera con Belice y todo el sur de Quintana Roo, por el alcance de estos grupos criminales en la Península de Yucatán, para extenderse hasta la capital del estado de Yucatán.

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