Por Yolanda Gutiérrez
Cancún celebró la Nochebuena con fiestas y comilonas en las que no faltaron las bebidas espirituosas, pese a lo cual familias completas acudieron desde temprana hora a la Playa del Niño, en Puerto Juárez, con objeto de disfrutar a la orilla del mar del día de Navidad.
Algunos grupos de amigos o miembros adultos de una misma familia ingerían a bordo de sus automóviles aparcados todo tipo de licores, mientras que otros, más moderados, tendieron sus toallas o mobiliario playero bajo las palapas gratuitas, en tanto los más pequeños disfrutaban de las aguas del mar Caribe.
Varias de las familias que llegaron a bordo de sus automóviles a Playa del Niño habían disfrutado su cena de Nochebuena y convivio consiguiente hasta entrada la madrugada, lo que no fue impedimento para acudir a la playa antes de las 10 de la mañana, hora en la que los arenales empezaron a poblarse, hasta que pasadas las 2 de la tarde, el bullicio predominaba en el popular balneario.
De hecho, la mayor parte de quienes disfrutaban del sol y la playa eran residentes en las regiones y colonias populares, así como parientes de ellos que vinieron a visitarles con motivo de las vacaciones, tal como se constató por el importante número de vehículos con placas de otros estados en los cajones del estacionamiento.
Un guardavidas se esmeraba en dejar limpia y reluciente la torre de vigilancia, acaparada en la noche por un grupo de ebrios a los que amaneció en el lugar, lo que orilló al elemento del Grupo de Rescate Acuático a pedirles que se retirasen, aunque a su paso dejaron varias latas de cerveza, algunas incluso sin abrir, amén de bolsas de botanas y una playera.
El guardavidas lanzó varias cubetas de agua al piso de la torre con objeto de retirar toda la inmundicia dejada por los beodos, quienes afortunadamente se marcharon sin hacer escándalo, por lo que no hizo falta la intervención de las autoridades.
Algunas de las personas que se encontraban en Playa del Niño llevaron consigo mesas y sillas para estar más cómodos, así como trastes con los alimentos que consumirían durante su estadía, en tanto que otras más recurrieron a los servicios de los vendedores ambulantes ubicados sobre la banqueta, que ofrecían marquesitas, brochetas de camarón, cebiches, cócteles y frutas en trozos, entre otros alimentos, aunque se apreció una cantidad de informales menor a la habitual.
Es que son muchas las familias de locales que acuden a la playa cargando con todo y el perico, se instalan en las palapas e incluso bajo la torre de los guardavidas y disfrutan de unas horas de tranquilidad, olvidándose por un tiempo de sus problemas cotidianos.
También se observó la presencia de elementos de la Marina y la Policía Militar, que tenían la encomienda de velar por la tranquilidad de las familias e impedir cualquier posible escándalo, altercado o hecho criminal.