Por Julio Javier Mena
CHETUMAL, 26 de enero.- José Luis Murrieta Bautista, actual encargado del despacho de la Presidencia Municipal de Othón P. Blanco, asegura que no ha tenido ningún acercamiento formal con Alberto Capella Ibarra, titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), para formalizar el Mando Único en el municipio de Othón P. Blanco.
Esto sólo hace evidente la falta de coordinación que existe entre las corporaciones policíacas, tanto estatales como municipales, ya que ni al titular de la SSP a nivel estatal le interesa, mucho menos a Murrieta Bautista.
A pesar de que el gobierno del estado y la SSP vienen pregonando que la estrategia más adecuada para bajar los índices delictivos en toda la entidad es el Mando Único, el encargado de la Presidencia Municipal de Othón P. Blanco dijo “no tomarle cierta importancia” a una estrategia que para el gobierno del estado es vital.
Esto muestra el total desapego de este funcionario con los problemas que aquejan a la ciudadanía, que ante todo está dejando de lado la seguridad de las personas que habitan este municipio. Estas declaraciones dan al traste a toda la estrategia pública que se pretende llevar a cabo, ya que esta ciudad se encuentra dividida por sectores, dos de ellos a cargo de la Policía Estatal y otros dos a cargo de la municipal; pero para Murrieta Bautista no es tan importante tener una coordinación entre fuerzas policiales.
Si a esto le agregamos que Capella Ibarra no considera importante el sur del estado, tenemos como resultado lo que se está viviendo en la zona sur, es decir, completa inseguridad de los ciudadanos, en donde el índice de asaltos a comercios y casas se encuentra por niveles nunca antes vistos y a las autoridades pertinentes no les interesa o no lo consideran importante.
El edil suplente recalcó que la situación del Mando Único no es prioridad y que lo que importa son los problemas locales, lo cual genera mucha confusión para los ciudadanos, ya que la seguridad pública en las calles del municipio que él encabeza, es de los problemas más importantes, pero para este torpe y deslucido funcionario son simplemente situaciones de poca prioridad.
Aunado a esta situación, no existe una estrategia por parte de la Presidencia Municipal para brindar seguridad a los ciudadanos de Othón P. Blanco, puesto que Murrieta Bautista aún no sabe identificar las prioridades de los ciudadanos, le ha quedado sumamente grande el puesto y lo único que ha generado es más problemas en lugar de hallar una solución.
Mientras este novel funcionario siga esperando que Capella Ibarra se digne a formalizar el Mando Único, los robos y la inseguridad continúan en la ciudad de Chetumal y en todo el municipio de Othón P. Blanco, donde no existe un verdadero líder que dirija el municipio capitalino.
El desinterés por parte de los funcionarios es ofensivo para la población, ya que los robos a comercios se han incrementado sobremanera, así como los crímenes de alto impacto que eran inexistentes en esta ciudad, los cuales son cada vez más comunes y frecuentes, pero ambos actúan como si no sucediera nada en la ciudad de Chetumal y en el municipio de Othón P. Blanco.
Actualmente, elementos de las policías Estatal y Municipal se quejan de la falta de recursos para desempeñar su labor, ya que ha habido días en que los agentes de Policía Municipal salen a patrullar las calles de esta ciudad, con tan sólo 25 litros de combustible, cantidad insuficiente para la labor.
Por su parte, los elementos operativos tanto municipales como estatales intentan cooperar entre ellos, pero al no haber una directiva clara para el proceder de ambas corporaciones caen en pifias.
La vanidad con la que Capella Ibarra desempeña su cargo hace pensar que no se parará en la ciudad hasta el mes de marzo, cuando le toque comparecer ante el Congreso, mientras que Murrieta se encuentra más preocupado en conservar el poder que le ha caído de sorpresa.
En cualquiera de los casos, los ciudadanos son los más perjudicados, puesto que ninguna de las autoridades encargadas de velar por su seguridad hace su trabajo, Capella Ibarra por soberbio y Murrieta Bautista por torpeza, pero al fin de cuentas siguen sufriendo de una creciente inseguridad.
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