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Quintana Roo

Aplica ley sólo a los pobres

Por Gabriel E. Manzanilla

CHETUMAL, 16 de septiembre.- Mientras que el alcalde Otoniel Segovia Martínez arremete contra vendedores ambulantes de la capital del estado, escudándose en el derecho de libre tránsito establecido en la Ley de Movilidad, al mismo tiempo solapa el monopolio del hotel Los Cocos, propiedad de Norman Angulo McLiberty, quien sigue adueñado de la banqueta sobre la avenida Héroes.

El hotel Los Cocos recibe un trato preferencial por parte del ayuntamiento capitalino, al grado que se le permite seguir violando el reglamento por el cual se regula el uso de la vía pública, demostrando que la ley sólo aplica para los que no pueden defenderse y es invisible para los influyentes y con dinero.

Escudándose de la Ley de Movilidad, porque con ella supuestamente no se permite la colocación de sillas y mesas en espacios públicos, el alcalde Otoniel Segovia ha iniciado una persecución contra el comercio ambulante de Chetumal, prohibiéndoles trabajar y hasta quitándoles sus puestos y mercancía, todo ello de forma arbitraria y haciendo uso excesivo de la fuerza pública.

Sin embargo, el edil capitalino no es parejo al momento de aplicar y hacer cumplir la ley, porque sigue solapando que el hotel Los Cocos mantenga invadida casi toda la banqueta de la avenida Héroes, de la cual se adueñó desde hace varios años.

Además, el reglamento de Desarrollo Urbano y Seguridad Estructural para el municipio de Othón P. Blanco, prohibe autorizar a los particulares el uso de la vía pública para aumentar el área de un predio o una construcción, de manera que es ilegal la apropiación de la banqueta del hotel Los Cocos.

Primero fueron cuatro mesitas que colocó sobre la banqueta para sus comensales, nadie dijo nada; luego fue un barandal para dar mayor comodidad a sus clientes y separarlos de la gente que transita sobre la emblemática avenida.

Al ver que nadie se inmutó, con toda la desfachatez del mundo, el empresario Norman Angulo mandó a cerrar y se adueñó de un espacio de 16 metros cuadrados, en el cual construyó y lo convirtió en una extensión de su hotel, sin importarle la obstrucción de la vía pública en una de las principales avenidas de Chetumal.

La colusión de la autoridad municipal es tema viejo, pues desde la pasada administración de Luis Torres Llanes y María Luisa Alcérreca se permitió el abuso del empresario, repitiéndose la complicidad ahora con el alcalde Otoniel Segovia Martínez.

Los chetumaleños han bautizado este tramo como “el pasillo de la impunidad”, porque donde solían transitar libremente, es ahora parte del hotel y restaurante Los Cocos; aunque a todas luces rompe abruptamente con el trazo de esta avenida, bajando desde la antigua escuela Belisario Domínguez hasta la Lázaro Cárdenas, las autoridades le han otorgado total impunidad, acrecentando la indignación ciudadana.

Y mientras eso ocurre, vendedores ambulantes y pequeños comerciantes son hostigados y amedrentados por el alcalde Otoniel Segovia, quien sin ningún miramiento los está desalojando de sus espacios de trabajo y, a los que se oponen, les manda a desmantelar sus puestos.

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