
Desde hace varios días, decenas de pacientes permanecen en sillas metálicas, el suelo o sin ningún tipo de atención médica en el área de urgencia en la clínica 3 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicada en la avenida Cobá.
Familiares y derechohabientes señalaron en las redes sociales que hay entre 15 a 20 personas en espera permanente, sin diagnóstico ni cuidados básicos.

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Cada día, la clínica atiende en promedio 300 derechohabientes, pero el personal médico y de enfermería, conformado apenas por 120 trabajadores en turnos escalonados, resultan insuficiente ante la creciente demanda.
A esta problemática se suma la escasez de medicamentos, la falta de camas y el trato insensible de algunos trabajadores del sector Salud. “No hay enfermeros, no hay especialistas, y ni siquiera hay quien les cambie un vendaje”, reclamó el familiar de un paciente.
Casos como el de Patricia, con inflamación cerebral; Diego, con ligamentos rotos; y Jorge, con fractura de clavícula, ejemplificaron el abandono: cuatro días sin cirugía, limpieza, aseo personal e información clara.

La clínica cuenta con áreas de especialidades como medicina interna, traumatología, cirugía general, ginecología y pediatría, pero los pacientes afirman que es casi imposible acceder a una consulta.
Las esperas en urgencias pueden extenderse hasta 48 horas o más, incluso en situaciones críticas. Además, quienes logran pasar a consulta señalaron que no hay medicamentos disponibles, y deben comprar desde analgésicos hasta material de curación con recursos propios.
La desesperación se agrava por el trato déspota de algunos trabajadores, que responden con indiferencia o incluso groserías o burlas ante los reclamos por atención.

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“Esto no es sólo negligencia, es una forma de violencia institucional”, expresó un paciente. Otros usuarios han calificado el sistema como colapsado, inoperante y carente de toda ética.
"La situación en la clínica no es nueva, pero el abandono actual ha tocado un nuevo nivel de precariedad, donde la vida de los derechohabientes parece depender más de la suerte, que de un sistema de salud funcional", comentó Luisa Vázquez, familiar de un enfermo.
Las autoridades no han emitido una respuesta concreta a las múltiples quejas ciudadanas.