Quintana Roo / Cancún

“Camino 10 km para ganar lo del día": Así es como Rafael, un paletero recorre las calles de Cancún pese al dolor

Pese a tener ácido úrico, el hombre arranca su jornada muy temprano y llega hasta un centro comercial.
Hay días que por los malestares, no quiere vender, pero al ser su única fuente de dinero, se levanta y sale
Hay días que por los malestares, no quiere vender, pero al ser su única fuente de dinero, se levanta y sale / Rodolfo Flores

Rafael León, originario de Chiapas, lleva más de 40 años viviendo en Cancún. Durante ese tiempo ha desempeñado diversos trabajos, pero actualmente se dedica a vender paletas. Su recorrido inicia en La Torcasita y concluye en Plaza Las Américas, caminando más de cinco kilómetros diariamente, desde las 10 de la mañana hasta las 7 de la noche. Aunque padece ácido úrico desde joven, continúa trabajando, haciendo pausas a lo largo del día por el dolor en la pierna. Señala que esta actividad es lo que le permite subsistir.

Tiene seis nietos, todos pequeños, a quienes trata de ver con frecuencia. Menciona que, aunque no siempre puede visitarlos por el trabajo, procura mantenerse presente. El trayecto diario le toma entre cuatro y cinco horas de ida y el mismo tiempo de regreso, dependiendo del calor y de qué tan fuerte le ataque el dolor. En total, se le va el día completo entre caminar, vender y regresar a casa. No usa transporte público, todo lo hace a pie con el carrito de paletas.

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Durante la jornada, cuando el sol está en su punto más alto, busca sombra para sentarse y descansar. El dolor que le provoca el ácido úrico, sobre todo en la pierna, lo obliga a detenerse varias veces.

Explicó que ha aprendido a identificar cuándo el malestar se volverá más agudo, por lo que programa sus pausas antes de que eso ocurra. En ocasiones, si el calor es extremo, termina adelantando el regreso para evitar una recaída más fuerte.

En momentos, toma descansos bajo la sombra de algún árbol antes de retomar su camino / Rodolfo Flores

Vive con su esposa en un cuarto que rentan por mil 700 pesos al mes, aparte pagan los servicios, su ingreso depende directamente de lo que logre vender a lo largo del día. Tiene paletas de nance, guayaba, arroz y uva. Las de fruta suelen ser las más pedidas, sobre todo cuando el calor aprieta.

Señaló que entre las 4 y 5 de la tarde suele estar ya en los alrededores de Plaza Las Américas, donde la gente le compra más. Ahí permanece hasta que se termina el producto o el cuerpo ya no le da para más.

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No cambia su ruta, ya que desde hace años hace el mismo recorrido. Aunque algunos días considera no salir por el dolor, termina haciéndolo porque es su única fuente de ingresos. Dice que el caminar constante también le ha servido para mantenerse activo, aunque el ácido úrico lo haga difícil. Entre ida y vuelta, recorre unos diez kilómetros cada día, empujando el carrito por calles con sol, tráfico y banquetas irregulares.

Mantiene su rutina sin muchas variaciones, sale todos los días a las 10 de la mañana y termina cuando ya no hay sol o el cuerpo se lo exige. Aunque la zona donde más vende es cerca de la plaza, menciona que hay días en los que la venta baja mucho. Aun así, sigue caminando su ruta habitual con el mismo carrito de siempre, sin detenerse del todo.