
Juan, un adulto mayor de 94 años, originario de Valladolid, se gana la vida diariamente pidiendo ayuda en un crucero de la ciudad. Con dificultad para hablar español, ya que su lengua materna es el maya, extiende la mano a los transeúntes y pronuncia la palabra “caridad”, en espera de una moneda que le ayude a sobrellevar el día.
Juan mencionó que todos los días se coloca afuera de una tienda de zapatos y tenis. Empleadas del lugar comentan que suele llegar alrededor de las 10 de la mañana y se retira cerca de las siete de la noche. Durante ese tiempo, permanece de pie, con una sombrilla en la mano izquierda y la derecha siempre extendida para pedir ayuda.

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Trabajadoras del sitio mencionaron que la presencia de Juan es algo cotidiano, aunque a veces se desaparece por semanas, su presencia ya es algo característico del lugar, tanto cuando abren como cuando van a cerrar.
Aunque lleva varios años viviendo en Cancún, entiende muy poco español y se comunica únicamente con palabras básicas. La única que repite constantemente es “caridad”, que dice cada vez que alguien pasa frente a él.

Aseguró vivir cerca de un supermercado ubicado en la entrada de Rancho Viejo, según comentó que desde ahí, camina todos los días hasta El Crucero donde se instala. No usa transporte y realiza el trayecto a pie, sin importar el clima o el cansancio, ya que prefiere ahorrar lo más que pueda para poder subsistir.
A su edad, su rutina diaria se ha convertido en una manera de subsistencia. No pide más de lo que necesita, y lo hace de manera discreta, sin insistencias ni movimientos bruscos.
Empleados del comercio donde se aposta Juan aseguran ver a personas mayores que, sin dominar el idioma y con pocas herramientas, salen a las calles buscando una forma de sostenerse con lo poco que tienen.