Más de un millón de toneladas de azúcar permanecen en bodega, sin posibilidad de colocarlas por la importación masiva del dulce y caída del precio nacional, reportó el sector cañero del sur de Quintana Roo.
“El panorama no es nada alentador para el próximo año”, sostuvo el dirigente de los productores, Benjamín Gutiérrez Reyes.
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Indicó que la recién concluida zafra 2024-2025 dejó a los trabajadores de Quintana Roo en una de las peores crisis de los últimos años, ya que las pérdidas superan los mil millones de pesos.
En Quintana Roo están registrados alrededor de 3 mil 500 personas locales, aunque la actividad impacta directamente a más de 12 mil familias que dependen del cultivo, corte, acarreo y molienda de la caña.
La cadena productiva abarca jornaleros, transportistas, acarreadores, personal del ingenio y pequeños agricultores que mantienen parcelas familiares.
Con una producción aproximada de 1.2 millones de toneladas de caña, acabó la zafra 2024-2025, procesadas en el único ingenio del estado, ubicado en el municipio Othón P. Blanco
Sin embargo, el excedente de azúcar sin colocación pone en riesgo el pago a productores y frena la preparación de la próxima cosecha.
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Organizaciones campesinas y líderes locales reconocieron que persisten prácticas de explotación laboral en la cadena cañera. Adultos mayores, mujeres y hasta menores participan en jornadas extenuantes durante el corte, muchas veces sin acceso a seguridad social.
A ello se suma el uso de trabajadores extranjeros indocumentados, especialmente en periodos de alta demanda de mano de obra, lo que ha generado señalamientos por falta de controles y condiciones dignas de empleo.
Crean mala fama
Los productores enfrentan además un desgaste permanente por campañas que asocian el consumo del azúcar con diabetes, obesidad y enfermedades crónicas. Gutiérrez Reyes sostuvo que la estigmatización del producto ha contribuido al desplome del mercado, pese a que, afirmó “es un producto orgánico y natural”.
Para campesinos como Alberto May, con más de 25 años en la actividad, la situación es crítica: “La caña es lo único que sabemos trabajar, pero si el azúcar no se vende, ¿cómo vamos a mantener a la familia?”, expresó.
Resaltó que no hay apoyo de los Gobiernos para el jornalero y cada año es más difícil salir adelante.
Productores y trabajadores coincidieron en que la próxima temporada dependerá de frenar las importaciones, reactivar el mercado nacional y garantizar condiciones laborales justas.