Al menos un 55 por ciento de los jóvenes pertenecientes a los 33 ejidos de la Ribera del Río Hondo emigran de sus respectivos poblados a Chetumal a partir de que cumplen 20 años de edad, de acuerdo con los testimonios de los mismos habitantes de la zona.
En ese sentido, doña Mercy, una madre de familia perteneciente al ejido el Cedralito, mencionó que este fenómeno sucede especialmente en los jóvenes que nacieron durante el principio de la década de los 2000.
Señaló que es una forma de buscar nuevos modos de vida y mejores oportunidades laborales que en los poblados no se pueden conseguir.
Compartió que en el Cedralito la mayoría de los oficios están relacionados al campo, es decir, a la siembra de maíz, chiles, sandía, yuca o “chihuas”, como le dicen a las semillas de calabaza.
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Por lo que los jóvenes observan desde pequeños los oficios de sus padres, y a partir de ello toman la decisión más tarde de migrar a la urbe o, bien, a los poblados con más cercanía.
El primer paso que dan es vivir en la ciudad mientras estudian en los diversos planteles universitarios que ofrece la capital del estado.
Señaló que es una decisión que muchos padres apoyan, puesto que los mimos tutores desean que sus hijos puedan elegir a qué dedicarse:
“Ahorita a los jóvenes ya no les gusta el campo, prefieren un trabajo en la ciudad, se establecen en la ciudad y ya el campo lo dejan abandonado, buscan otra cosa a qué dedicarse, porque el campo en sí es por temporadas altas y bajas, en la ciudad siempre estás ganando”, declaró doña Mercy.
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Compartió de manera personal que es la misma decisión que ellos hubiesen tomado en su juventud, no obstante, la falta de oportunidades fue un obstáculo que se los impidió:
“A nosotros como padre nos toca darles ánimo, apoyarlos, que vean que hay otras posibilidades. En nuestro tiempo no había eso, no había dinero ni transporte”, aseveró.
Mencionó que la migración de los jóvenes es algo común en el pueblo, puesto que poco a poco cada joven se va hasta que luego los pobladores se enteran de que ya tienen casa y familia en Chetumal:
“Luego de que terminan sus estudios llegan, pero a no vivir, solo a visitar a los papás”, declaró.
No obstante, también hay jóvenes que prefieren quedarse en su comunidad.
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Don Claudio, perteneciente al ejido de Zamora, aseveró que este fenómeno no es tan común en su localidad.
Mencionó que los jóvenes de su poblado prefieren dedicarse al campo:
“Prefieren quedarse en el pueblo. Se dedican a la siembra de maíz, chile y frijol o a la producción de carbón”, aseveró.
Agregó que esta decisión está motivada por la tranquilidad que ofrece el pueblo, así como la facilidad de cosechar en sus propios hogares sus alimentos básicos.
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En cuanto a los servicios básicos, declaró que no son tan buenos, pero si criaron así desde pequeños consideran que es “normal”.
Mencionó que son raros los jóvenes que quieren irse a estudiar, no obstante, reveló que solo los “adinerados” pueden, de manera que aún influye la posibilidad económica de cada familia para mandar a sus hijos a la urbe.