Aunque Playa del Carmen es un destino turístico que genera numerosas fuentes de empleo, la pobreza laboral persiste debido a los bajos sueldos frente al elevado costo de vida, según ciudadanos.
En contraste, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) asegura lo opuesto: sus cifras indican que la precariedad laboral en Quintana Roo disminuyó 1.9 puntos porcentuales, al pasar de 21.3% a 19.4%.
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Vivir en Playa del Carmen resulta costoso; sólo experimentándolo se comprende la realidad. Con jornadas de 300 pesos diarios es imposible cubrir gastos básicos.
Una comida sencilla ronda entre 130 y 150 pesos en la zona urbana, mientras que en el área turística un desayuno regular —huevos, café y jugo— alcanza los 300 pesos.
Los almuerzos van de 250 a 300 pesos, y hasta los antojitos regionales en colonias populares exigen un mínimo de 120 pesos, explicó el ciudadano Wilberth Gómez Alcocer.
Ante este panorama, muchas personas optan por el comercio informal antes que emplearse por salarios mínimos que consideran insuficientes. “Vivimos en un paraíso, pero con hambre por esta pobreza laboral”, añadió Gómez Alcocer.
El comerciante Álvaro Solís Hage señaló que el INEGI basa sus estadísticas en datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es decir, en la economía formal, sin contemplar otros sectores como el comercio ambulante. Incluso dentro del mercado regulado, mencionó, existen empresas que no inscriben a todo su personal o lo registran con el salario mínimo para reducir pagos al IMSS, afectando directamente a los trabajadores.
En Playa del Carmen, gran parte del personal hotelero depende de las propinas porque sus sueldos base son bajos. Aunque estos ingresos adicionales les ayudan, cuando disminuye la ocupación turística su economía se ve seriamente afectada, apuntó Solís Hage.
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La precariedad laboral se acentúa en este destino turístico porque los productos esenciales son costosos; ninguna familia puede sostenerse adecuadamente con ingresos tan reducidos. Las rentas son elevadas, los impuestos incrementan la carga y prácticamente todo debe importarse, incluso la energía eléctrica, explicó el comerciante.
Aun así, el INEGI sostiene que en Quintana Roo, de 2016 a 2025, se ha mantenido una tendencia a la baja en la población con ingresos inferiores al costo de la canasta alimentaria, y que entre el tercer trimestre de 2024 y el mismo periodo de 2025 la pobreza laboral cayó 1.9 puntos porcentuales, pasando de 21.3% a 19.4%.