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Yucatán

El insomnio

Dr. Arsenio Rosado Franco

El insomnio es un importante problema de salud pública que afecta a millones de personas en el mundo. Consiste en una incapacidad para dormir pudiéndose manifestar de diversos modos como: insomnio inicial; cuando tarda uno más de media hora en dormirse, insomnio terminal; cuando uno se despierta horas antes de la hora acostumbrada; insomnio intermedio; cuando el despertar es a la mitad del sueño y tarda en recuperar el sueño, insomnio mixto; cuando se conjugan varios tipos de insomnio e insomnio global; cuando no se duerme nada.

Las horas de sueño varían de acuerdo a la edad, pero en gente adulta varía de 5 a 10 horas con un promedio de 7 horas. El insomnio puede ser temporal, unos días o crónico, a partir de varias semanas. Muchas enfermedades se asocian al insomnio, como enfermedades metabólicas, neurológicas, endocrinológicas, fibromialgia, dolor, problemas urinarios, menopausia, embarazo, ansiedad, depresión o esquizofrenia. Pero también las causas del insomnio pueden ser malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias, trabajos por turnos, ruido, viajes frecuentes, uso de teléfonos celulares antes de dormir, etc.

La prevalencia del insomnio depende de la definición y tipo de estudio realizado, pero es claro que se trata de un trastorno frecuente en la práctica clínica. El insomnio ocasional puede reportarse hasta en el 50% de gente entrevistada, el insomnio crónico se reporta hasta en el 19% de gente entrevistada. En encuestas en gente anciana hasta un 57% reportó insomnio. Afecta a ambos sexos, pero las mujeres adultas refieren insomnio con más frecuencia que los varones, otros factores que aumentan su prevalencia son el desempleo, la falta de pareja y el bajo nivel económico. El síndrome completo de insomnio ocurre en el 10% de la población, pero entre el 30 y 35% tiene síntomas transitorios.

Habitualmente el paciente con insomnio se queja principalmente de insatisfacción con la calidad o cantidad del sueño. Refiere dificultad para conciliar o mantener el sueño o despertar precoz, el grado de mal dormir es subjetivo. Pero el problema del insomnio no sólo es en la noche, impacta la calidad de vida durante el día. Se asocia a fatiga, astenia y alteraciones del humor tales como irritabilidad, disforia, tensión, incluso ánimo deprimido.

El insomnio crónico no atendido podría ser factor de riesgo para trastornos emocionales o mentales como la depresión mayor. Además de que se asocia a quejas somáticas, gastrointestinales, respiratorias, dolores de cabeza y dolores no específicos. La evaluación del insomnio requiere una meticulosa historia clínica. Severidad, frecuencia, etc. Pero también tiene repercusiones económicas, por ejemplo en Estados Unidos el sueño inadecuado provoca pérdidas de 400 mil millones de dólares y da como resultado 1.23 millones de días perdidos de trabajo cada año. Japón pierde hasta 138 mil millones anuales por insomnio de sus trabajadores. A nivel global del 20 al 30% de los trabajadores se quejan de la falta de sueño diario.

Desafortunadamente el sueño inadecuado en nuestra sociedad actual se acepta con demasiada facilidad en la comunidad como parte de la vida. El sueño inadecuado reduce la seguridad y productividad de los trabajadores, gran parte de los accidentes devastadores como el accidente del Challenger fueron por errores causados por falta de sueño, a diario vemos también que en los médicos la falta de sueño por guardias, afecta la mortalidad en los hospitales y aumenta la cantidad de errores médicos y la calidad de atención de los pacientes. Más personas deberían ser educadas sobre la importancia del sueño y de la higiene del sueño.

Con respecto a la higiene del sueño, se recomienda la intervención en tres áreas: cambios de conductas, cambio de pensamientos y reducción de la activación. Establecer una hora para iniciar el sueño y para levantarse obliga a los centros cerebrales a programar el sueño. Limitar el tiempo que pasamos en cama a la cantidad de horas que realmente dormimos. Eliminar siestas durante el día si hay insomnio, o realizar siesta no mayor a 30 minutos. Reducir las actividades que interfieren con el sueño. Asociar la cama con el sueño, acomodar el entorno del dormitorio con buen clima, no luz, etc. Acostarse sólo cuando se tenga sueño, si no puede conciliar el sueño, después de 15 minutos de intentarlo, levantarse de la cama y realizar actividades aburridas que no requieran concentración, nada estimulante, una vez relajado regresar a la cama e intentar dormir, no mire televisión, no escuche radio, ni coma o lea en la cama. Realizar dieta adecuada sin estimulantes, deporte no inmediato antes de dormir, limitar consumo de alcohol o tabaco. El alcohol en la noche altera el sueño. Con respecto a los pensamientos, si se encuentra preocupado pensando y pensando, salir de la cama y escribir los pensamientos y luego volver a la cama. Si esto no funciona adecuadamente, no auto medicarse, ni tomar sustancias sin una prescripción médica. Acudir a su médico si esto se va haciendo crónico o intenso.

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