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Yucatán

Churchill no sólo era beodo

El Primer Ministro inglés Winston Churchill tenía un afecto singular a Rufus, un perro de raza caniche; comía con él en su mesa como si fuera uno de sus invitados; mandó elaborar un mantel especial que se extendía sobre la alfombra persa, en la cabecera familiar y nadie comía hasta que el mayordomo servía a Rufus. Una tarde, Churchill y Rufus veían la película “Oliver Twist” y, en el momento en que el personaje principal ahogaba a su perro para despistar a la policía, Churchill tapó los ojos de Rufus y le dijo:

-No mires, querido. Yo te lo contaré después.

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