PANABA, Yucatán, 11 de febrero.- A pesar de que viven solos en una casa humilde, madre e hijo se saben ganar la vida.
Doña Saturnina es un ejemplo de madre de familia, una verdadera heroína que tiene que hacer múltiples tareas para obtener ingresos para que puedan alimentarse ella y su hijo José.
José, a pesar de sus capacidades especiales, es un joven de 25 años de edad que no tiene pena de salir a las calles a pregonar sus atados de rábanos, de cilantro, chile, caña u otro producto que cultivan él y su madre en el patio de su casa.
En esta temporada las hortalizas se han agotado, por lo que su madre prepara chicharrones y con ello se ganan la vida. José es un joven con ganas de superarse, con sus conocidos va vendiendo las frituras con las que reúne algunos pesos para comprar las tortillas y los frijolitos para comer.
Mientras su hijo va a vender, doña Saturnina toma su aguja y sus hilos de múltiples colores y se pone a hacer hermosas flores de hilo contado; ella está tranquila porque sabe que su hijo regresará con bien a su casa.
Relató que antes que salga José a vender ella hace su oración y le pide al Señor que ilumine a su hijo y que lo ayude a vender. Ella cree firmemente en Dios, ya que al amanecer y al anochecer le agradece las bendiciones que recibe.
Esta dama enviudó hace dos años y madre e hijo se ganan la vida de manera honrada; sin embargo, muchas veces hace falta el dinero en la casa para comprar lo más elemental para la alimentación, por lo que pide la ayuda de la sociedad para que lo apoyen con algunas despensas y prendas de vestir para José (talla 32 y 34) y camisas de (38 y 40); ellos viven en la calle 6 por 33 y 29, a unos metros del Cecitey.
En días pasados integrantes de la fundación “Wayak Ek” ayudaron a doña Saturnina a embolsar los chicharrones, Adolfo Aké y la enlace Rosalinda Pool conocieron de cerca este caso y se comprometieron a llevarle ayuda humanitaria.
(Efraín Valencia)