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Yucatán

El homenaje a Carolina Luna

Hace dos días, Celia Pedrero le pregunta a Jaime Mesa acerca de la ausencia de escritores del sureste en su última antología. Hoy, Celia tendría una parte de la respuesta a su pregunta. Los yucatecos que configuran letras no tienen el más mínimo interés en lo relacionado con escritores nuestros. ¿Por qué? Porque ninguno de ellos sirve a sus ambiciones profesionales, traducidas en contactos importantes, invitaciones a reuniones de trascendencia profesional, ¡y cosas parecidas!

Si se hubiera tratado de Margo Glanz o Sarita Poot, ahí estuvieran esos jerarcas de las letras chorreando vaselina o oliendo a perfumes extraoficiales. Ambas escritoras son para ellos eso, la complacencia de las ambiciones. Habrá tiempo de comprobarlo en esta misma FILEY.

Éramos en el salón Uxmal 7, exagerando, quince personas, contando a los participantes. Hoy existen distintas agrupaciones de escritores, pero prevalece el desinterés. Sus integrantes han de opinar que no tienen que hacer acto de presencia en un homenaje a persona que no conocieron.

Una excepción en estos casos la hacen Melba Alfaro y Cristina Leirana. Melba tiene fecundo corazón para estar con amor en eventos de esta naturaleza. Lo mismo he atestiguado de Cristina Leyrana. Otra excepción sería Celia Pedrero, pero debería estar en otro evento a esa hora.

El evento consistió en la lectura de diferentes obras de Carolina, lo que constituyó una oportunidad de tener un pequeño panorama de su trabajo.

Al finalizar se solicitó que su obra se reeditara para que las nuevas generaciones la conocieran.

¿De qué murió Carolina? ¿Regresó a Mérida enferma? ¿Tenía conocimientos de que podía fallecer en cualquier momento? No se ha hablado de eso. A los muertos los respetamos por encima de sus realidades. Pero me parece muy importante tener información de ello porque cierran un círculo del ente público. Por ejemplo, a mí me pasmaba leer que Elena Garro no podía vivir con 10 mil dólares en París y solicitaba más apoyo para poder llevar su vida parisina. Mi pregunta era: “¿pues qué come?” Más adelante su hija Helena Paz hizo una queja similar a la fundación de su padre. Saber de estas cosas, es darle cuerpo a una vida conocida en abstracto.

Yo conocí personalmente a Carolina, la admiré, compré un libro de ella que me impactó sobremanera. Por eso lamento tanta ausencia en un homenaje que no se hace diariamente.

El evento tiene la autoría del Centro Yucateco de Escritores, Colectivo Atorrante y Taller Café con piquete y fue organizado por la Facultad de Ciencias Antropológicas de la UADY.

(Víctor Salas)

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