Roger Aguilar Cachón
I
Hoy en pleno siglo XXI, cuando nuestra ciudad ya se encuentra globalizada y llena de transnacionales, es conveniente echar una mirada hacia atrás y ver cómo era nuestra ciudad blanca en los años veinte y treinta. Debe resultar curioso a las personas de veinte años y más al preguntarse dónde compraba la gente en esa época si no había supermercados ni grandes plazas comerciales.
Para ellos, les comento que nuestra ciudad en los años veinte y treinta estaba llena de comercios y la Plaza Grande y sus alrededores eran los lugares donde se asentaron las tiendas de mayor prestigio de aquellos años, también la calle 65 fue un corredor importante en la vida comercial de los yucatecos.
Entre los rubros o giros comerciales que se dieron a conocer en el comercio de los años veinte y treinta figuran: abarrotes, academias, farmacias, boticas y droguerías, sombreros, zapaterías, tiendas departamentales, fábricas, panaderías, hoteles y varios. Cada uno de ellos tuvo una fuerte identificación entre la sociedad yucateca y se dieron a conocer o se anunciaban en los periódicos de la época o en alguna revista como es el caso de la Revista Social. Cabe aclarar que desde luego hubo muchas más tiendas que por diversas razones o por ser pequeñas no se anunciaban, ya que esto representaba un gasto económico y desde luego una inversión.
En líneas posteriores haremos un desglose de las principales tiendas que de cada rubro fueron anunciadas por algún medio. Comencemos por la de los abarrotes. Entre las tiendas destacaban: La Taza de Té, de Rafael Montero. 67-490. “Casa Azul”, de Angel Rivas. Joaquín Roche. Casa de abarrotes y víveres. Calle Ancha del Bazar. Cué Hermanos. Almacenista de azúcar. 63-476. “El Brazo de Bronce”, de Alonso Villanueva R. Miscelánea en general. 60-409. Javier Gutiérrez. Distribuidor de alimentos y abarrotes. 65-470. Rogelio Suárez. Abarrotes y artículos de baño y hogar. 58-517. “La Granja” de Néstor C. Méndez & Co. Distribuidor de ultramarinos. Bajos del Ateneo Peninsular. Plaza Grande. J. T. Espinosa. Venta de abarrotes. 65-480. Juan P. Maraboto. Abarrotes. 54-521. La Casa Libbys de Alfonso Cetina Férreas y Cía. S. en C. Distribuidora de quesos. Rogelio Suárez. Abarrotes y artículos de baño y hogar. 58-517.
La educación en aquellos años no estaba dirigida a que se dedicaran a estudiar una carrera larga ya que eso representaba una erogación fuerte y la mayor parte de las familias no tenían para costearlas, para paliar esta situación existieron, hasta ya entrados los años ochenta, una posibilidad de estudiar una carrera comercial, o dedicarse a la costura. Entre las academias de nuestra ciudad que proporcionaban esta educación figuraron: Academia Comercial “Marden”, de Manuel Domínguez Zubieta . 59-524. Academia Díaz Aguilar. Clases de modas. 64-entre 57 y 59. Academia Comercial “Yucatán”. 64-563, En este caso hay que destacar que aún sigue vigente la academia dedicada al corte y confección, sólo que ahora en otra dirección.
La salud ha jugado un papel importante en la sociedad yucateca y en la de todo el mundo, en nuestra ciudad se establecieron una serie de lugares donde se preparaban en el mayor de los casos las medicinas que el facultativo recetaba, y también se vendían las de patente. Hasta hace poco funcionaban algunas de ellas. Entre las que en este tiempo tuvieron mucha aceptación del público se encontraban:
Farmacias, Boticas y Droguerías: Droguería y Farmacia Palomeque. 50-507. Farmacia y Droguería Central de Puerto & Correa, Sucrs. Plaza Grande. Droguería y Farmacia de Eduardo Rubio G. Botica del Parque Hidalgo. 59 x 60. Droguería de J. D. Díaz y Díaz. 63-488. Droguería de Eduardo Rubio Gil. 60-516. Farmacia Martínez. Cruzamiento de las calles 61 y 64. Droguería “El Gallito”. 60 x 63.
La elegancia y el porte era algo muy especial entre la población, uno de los elementos que sin lugar a dudas fue muy importante tanto en la vida social como en la laboral fue la utilización de sombreros. El de la tinta recuerda aún a familiares que usaban de manera cotidiana este adminículo, mi tío Manuel y Cheno, quienes no salían sin su sombrero.
Los sombreros era de diferente material y los estilos diversos, entre los que se encontraban los de Pajilla, los Borsalinos, los famosos Stetson que en ocasiones se importaban, aunque también había en la plaza los elaborados de palma, de uso cotidiano para los campesinos y las cachuchas para los jóvenes y niños. Los yucatecos no sólo tenían lugares donde comprar sombreros sino que también había (ver en la relación) sitios donde se confeccionaban a la medida, se lavaban y componían.
Entre los establecimientos que vendían sombreros podemos mencionar: El Sombrero de la Pajilla. 58 y 59. Sombrerería Orosa. “La Ocasión” de Prudencio Sánchez R. Venta de cachuchas y sombreros. Portal de granos. Emilio López M.- Importador de sombreros. 60-506ª. “La Popular”. Venta de sombreros. Frente al Parque Hidalgo. “Santeis”. Gran sombrerería. 60-510. Taller de sombrerería de Vérulo Cruz Paredes. Fabricación y reparación de sombreros. 58-495 entre 61 y 59. “La Popular”. Venta de sombreros. Frente al Parque Hidalgo.. “El Capricho” de L. Pérez C. La casa del sombrero barato. 60-520.
La mujer era muy dada ha estar a la moda en cuanto a la elección de sus zapatos, no así los hombres quienes sólo buscaban en algún momento la elegancia pero sobre todo la comodidad. Los zapatos de las damitas variaban mucho de estilo según la temporada y había que estar atenta a las revistas de moda, qué es lo que se iba a usar para determinada temporada u ocasión. Las zapaterías de prestigio de este tiempo fueron, entre otras: Gamboa y Co. Zapatos para caballeros señoritas y niño. 63 y 64. G. Campos H. Venta de zapatos para la familia. 61-492. “El Mundo Elegante”. Gran zapatería. 60-502. Casa Franco. Venta de calzado para toda la familia. 58-504. La Zapatería “París”. Calzado para damas. 61-491 A. “El Cielo”, de R. Germán Salazar R. Zapatería. 63 Bajos Ateneo letras Q y R. Zapatería Herrera. Finos zapatos para damas. 59 x 60. Bajos del Hotel Suizo. “El Águila” de Pasos y Brea. Almacén de calzado.