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Yucatán

'Fodongo/a”: nos llegó de la Ciudad de México y ya es parte de nuestra habla coloquial

Roldán Peniche BarreraYucatán Insólito

 

 

Término despectivo muy anticuado. Surge del habla populachera de la Ciudad de México y de su vecina Puebla desde los tiempos virreinales, y de alguna manera, aunque tardío, aterrizó en la península yucateca y hoy es parte de nuestro lenguaje coloquial.

En su Diccionario de Mejicanismos (sic) del siglo XIX ya lo registra el lexcicógrafo Ramos y Duarte:

Fodongo (Pueb.), adj. Zullón, follón, cochino.

Y en otra entrada añade:

Fodongo (D.F.), sm. Pedo, cuesco, ventosidad; sucio, puerco, zarrapastroso.

El DRAE expresa:

FODONDO, A adj. Méx. Se dice de la persona perezosa y descuidada en su apariencia o en el arreglo y aseo de su casa.

Como no es yucatequismo nato, lo ignoran en sus diccionarios regionales los estudiosos Edgar Rodríguez y el Dr. Güémez Pineda.

En el Moncho’s, presume D. Julián Victoria, Presidente del Círculo de Sabios y Anexas:

-A mi mesa sólo se sientan “los sabios más sabios”, como dice en una linda canción mi maestro el Gato Lara.

-Sólo falta el Dr. Mendiburu, jefe -añade el secre Yorch Mijangos.

-Bueno, el Dr., capitán, pintor y humanista D. Tomás gusta de filosofar en su gran latifundio de Teya y eso está muy bien.

-Y muy raramente se presentan los Dres. Vela y Perulles y el poeta Elman. Supongo que habitan el paraíso de sus libros, como quiere Borges.

-Y supones bien, Sancho. Como sabios, tienen licencia sabática.

-¿Y por qué no invita Ud. al Barrigas, el chofer de la polecía?

-¡¡¡Queeeeé!!! A ese fodongo no lo quiero ver ni en pintura…

La vulnerabilidad de los aparatos y sistemas en la tercera edad

Por Jorge Parra Zapata

No cabe duda que el tiempo acaba con todo, hasta con la memoria, consecuentemente, antes de que ésta se nos acabe debemos poner más atención en el cuidado de nuestros aparatos y sistemas, en virtud de que por efectos de la edad, el estrés, el tipo de alimentación y la forma de vida que llevamos, las células que conforman nuestros aparatos y sistemas van perdiendo su fortaleza, y para no morir se dividen, al hacerlo se acortan los telómeros que se encuentran en los extremos de los cromosomas, los cuales están en el núcleo de cada célula, los telómeros son en alguna forma los indicadores del tiempo de vida que nos queda en este planeta, consecuentemente la mejor forma de proteger nuestros aparatos y sistemas, es procurando que nuestros telómeros no se acorten más de lo debido ya que de esa forma se enfermará menos nuestro aparato digestivo, respiratorio, circulatorio o locomotor, así como nuestro sistema cardio vascular y cerebro vascular.

Para prolongar por más tiempo el buen funcionamiento de nuestros órganos, necesariamente debe haber muy buena sincronización entre el tipo de alimentación que tenemos, lo que pensamos y la forma en que manejamos nuestras emociones.

La razón por la que los telómeros se acortan se debe al proceso normal y natural del envejecimiento y por la herencia genética pero esto es solamente en un 25 por ciento ya que el 75% restante se debe a factores externos debidos a nuestro estilo de vida.

Entre los factores externos que acortan los telómeros figuran: el estrés, la ansiedad, emociones negativas, ira, pesimismo, envidia, miedo, falta de sueño, obesidad, cigarro, alcohol en exceso, mala nutrición y vida sedentaria.

Al inicio de mi plática dije que es en la tercera edad cuando más se pueden afectar nuestros aparatos y sistemas, aparte de otros aspectos propios del envejecimiento como son la pérdida de masa muscular, las manchas y arrugas de la piel, una menor capacidad cognitiva, auditiva y visual, menos capacidad energética e inmunológica, entre tantos aspectos nada agradables, propios de la tercera edad.

(Concluirá mañana)

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