La “marcha” de protesta contra el Presidente Andrés Manuel López Obrador que se llevó a cabo ayer en Mérida se convirtió en una penosa muestra de xenofobia, prepotencia e intolerancia por parte de los que participaron. Los manifestantes, por cierto, al final decidieron no caminar para no asolearse.
En respuesta a la convocatoria nacional, en Mérida un reducido grupo de personas llegó al Monumento a la Patria con el fin de manifestarse contra López Obrador. Eso sí, todos acudieron protegidos con lentes de sol de marca, sombreros finos, camisas de lino, bloqueador solar, además de actitud arrogante y prepotencia. O sea, puro “fifí”.
Calificaron de “traidor a la Patria” a López Obrador por acoger y ofrecer trabajo a migrantes de Centroamérica; según se dijo, ya se presentó una demanda de juicio político ante el Congreso de la Unión contra el político tabasqueño por ese hecho, según informó el representante del Congreso Nacional Ciudadano, Ricardo Mendoza.
Lamentablemente, los que acusaban a López Obrador de prepotente, arbitrario y traidor a la Patria, dieron muestra de lo mismo que denuncian.
Migrantes, ¿basura?
Primero, porque sacaron a relucir una gran manta que decía: “Peje, saca toda la basura de Centroamérica de mi Patria”. Pasaron varios minutos sin que nadie dijera nada hasta que alguien pidió que se retirara la manta, pero los que la portaban no cedían.
Se hizo así una votación a mano alzada en la que la mayoría votó que se bajara la manta. Sin embargo, se mantuvo otra enorme en la que se leía: “Si quieres mucho a los centroamericanos llévatelos a tu casa, no los dejes en mi Patria”.
Nadie dijo nada al respecto de que se mantuviera esta manta, a pesar del claro mensaje de intolerancia y xenofobia.
Cuando terminó la manifestación, la señora que portaba la primera manta que se bajó, de nombre Esther López, se acercó a reclamar que le hubieran exigido bajarla, pues –según ella– “atentaban” contra su libertad de expresión e incluso amenazó que ella no volverá a participar en una marcha anti AMLO porque no le respetaron su derecho a la libre manifestación.
Eso sí, reiteró que los centroamericanos “son una basura” y que están inundando “su país” y, además, amenazó que ellos no se quedarán en Tabasco o en las garitas donde están siendo detenidos, sino que vendrán a vivir a Mérida.
Epidermis muy fina
Ricardo Mendoza reiteró que el clamor general y molestia hacia AMLO es por “traidor a la Patria”, ya que está haciendo diferentes ofrecimientos a los migrantes, cuando aseguró que los nacionales, como los indígenas, no tienen qué comer y no se les ayuda.
Uno de los manifestantes portaba una pancarta que decía “No a la manutención de migrantes” y otro portaba otra totalmente anacrónica que decía “No al comunismo”. Otras pancartas pedían juicio político contra AMLO.
Los manifestantes decidieron de forma unánime no caminar en esta ocasión porque estaba duro el sol y, al parecer, tienen la piel muy delicada. En consecuencia, decidieron sólo manifestarse en el Monumento a la Patria en una protesta que duró alrededor de 25 minutos.
En una “consulta a mano alzada” que se inventaron en el lugar, se preguntó quiénes quería que AMLO dejara el poder y se fuera a su casa; todos los presentes levantaron la mano y el asunto fue aprobado por unanimidad, luego de lo cual se empezó a escuchar el grito: “¡Que se vaya, que se vaya, que se vaya!”.
Cuando se llevaba a cabo la protesta, un ciudadano de nombre Xavier Eduardo Rosado Ortiz se acercó a la protesta con su celular en mano y les gritó que con AMLO se había acabado la corrupción y los privilegios, lo que detonó una ola de agresiones de parte de los manifestantes, quienes prácticamente se le lanzaron como perros con rabia a la yugular y lo corrieron del lugar.
“O pasas a hablar al micrófono o te vas de aquí”, “Vete de aquí”, “No puedes estar aquí”, eran algunas de las intimidaciones que recibía el sujeto, quien se mantuvo firme y dijo que no tenía por qué retirarse, pues tenía el derecho de estar en el lugar y manifestarse.
Los tiraron a loquitos
Los manifestantes fueron corriendo a buscar a un policía que se encontraba en la zona y le pedían que se lo llevara, pero el uniformado no les hizo el menor caso.
Todos los medios de comunicación se acercaron a entrevistar al joven, quien dijo que simplemente vio la marcha y decidió manifestar su punto de vista, lo que de inmediato generó que los manifestantes se sintieran agredidos, al grado de que lo quisieran correr del lugar con lujo de prepotencia, pues lo acusaron de ser un provocador.
Cuando los medios entrevistaban al personaje, los manifestantes incluso exigían con prepotencia que no se le entrevistara porque la nota estaba de otro lado, según ellos. Una señora no se callaba y su voz se metía en todos los micrófonos como chachalaca.
Entonces el reportero de POR ESTO! le pidió que les permitiera trabajar y que, si quería, luego ella podía ser entrevistada, pero que los dejara hacer nuestro trabajo. La mujer se negó y seguía gritando y en algún punto también acusó al reportero de ser un provocador e infiltrado en su “numerosa” marcha.
Se decidió que no caminarían “y así pueden regresar tranquilos a sus casas”, según dijo uno de los organizadores, de tal forma que cantaron el Himno Nacional y se dispersaron para continuar su domingo.
(David Rico)