Ariel Sánchez Gómez
Cuando se habla de salud, se habla de responsabilidad, conocimiento y respeto para quienes sí cuidan y son conscientes de cumplir con la parte que les corresponde dentro de la sociedad en la que conviven con sus familias.
Se deja bien claro que somos nosotros quienes tomamos decisiones y asumimos compromisos en cuanto a nuestras acciones, en este caso, si te regalan un animalito, si lo compras o si lo adoptas, entonces todo lo que de una manera tenga relación con él, será de tu incumbencia.
Vamos a referirnos en particular a los perritos, los cuales pueden ser educados o formados bajo ciertas reglas o disciplinas, lo cual está comprobado que son capaces de seguir, por lo consiguiente nunca serán culpables de actitudes que dañen o perjudiquen a segundos o terceros, como podría ser destrucción de propiedades, lastimar a seres humanos o a otros animales, tirar sus heces a la vía pública o en espacios de esparcimiento social, etc.
“Las heces de los perritos se pulverizan y las personas terminamos respirando sus desechos que pueden causar infecciones. Claro que son biodegradables, pero al ser estos animalitos omnívoros, pueden desechar bacterias o parásitos que son resistentes a los procesos ambientales.”
Muchas veces éstas heces fecales pueden propiciar enfermedades gastrointestinales o infecciones en los ojos de las personas con pérdida parcial de la vista, esta alerta fue lanzada por la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Nacional (UNA).
La mayoría de las personas propietarias de perros, los mantienen fuera de su hogar, en los jardines o garajes o en los techos de las casas, con el consiguiente vertido de sus desechos hacia las calles. Otros gustan de salir a correr, caminar o pasear o ir al parque con ellos y aprovechar que sus animalitos realicen sus necesidades fisiológicas en las áreas recorridas.
Muchas familias, incluyendo niños, tienden de igual manera acudir a estos espacios de entretenimiento, correr por las calles y encontrarse demasiados residuos fecales de estos animalitos, corriendo el riesgo de contraer algunas de las enfermedades mencionadas o solamente experimentar la molestia de pasar encima de ellas y ensuciarse los zapatos o la ropa.
Se pudo constatar lo siguiente, plasmando esta situación en imágenes de lugares muy concurridas, por lo que no teniendo la culpa los animalitos, sería conveniente exhortar a los dueños a que, haciendo uso de sus derechos, cumplan también con sus responsabilidades y el respeto hacia todos los demás, para la plena y sana armonía.
Al salir con sus mascotas, deberán llevar siempre una bolsita donde recojan los desechos que sus perritos dejan en los espacios públicos y de igual manera se debe llamar la atención a quienes dejan sus animalitos fuera de sus hogares, o sea en la vía pública, pero sobre todo sancionar a quienes lavan sus garajes sin recoger las “popós” de estos canes, con la consecuencia de afectación a otros vecinos por el mal olor y la contaminación.
(Ariel Sánchez Gómez)