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Yucatán

Pocos vendedores de helados artesanales quedan en el puerto

PROGRESO, Yucatán, 18 de septiembre.- La elaboración del helado de manera artesanal, se acaba en el puerto. Las nuevas generaciones no tienen interés por aprender la actividad que inicia por la madrugada y termina después del mediodía.

Don José Asunción Manzano Gómez, de 79 años de edad, conocido en el puerto como “Capulina”, enseñó el oficio de heladero a su hijo Jesús Emilio Manzano Cauich, “Chucho”, quien con el oficio mantiene a su familia. El trabajo de preparación empieza alrededor de las cuatro de la madrugada con la molida del coco.

De esta manera se realiza la preparación, artesanal del helado que deja para sacar adelante a la familia, pero en la actualidad los padres desde luego buscan que sus hijos tengan un mejor futuro preparándose con el estudio.

Don José Asunción menciona que tiene más de seis décadas dedicado a la venta de helados.

“Primero fui pescador pero con el paso de los años, me dediqué a la elaboración de estos productos que aprendí de Don Miguel Romero (+)”, dijo.

“Con la venta de helados por las calles con mi triciclo me gano la vida, todos me conocen como Capulina desde que era pescador, pero desde hace 60 años me dedico a la venta de helados y soy el más antiguo del municipio”, agregó.

“Mi hijo Chucho aprendió el oficio desde hace 30 años, de la misma forma de trabajar con la que me enseñaron. Hay que iniciar temprano”, señaló.

Además de helados de coco, vende de mamey, manzana o fresa.

Actualmente ser heladero artesanal es un oficio que se está acabando, al menos en el puerto.

Es verdad que hay cadenas que comercializan helados, pero son productos preparados de manera diferente, con crema que no igualan a los caseros que de receta.

Muchos heladeros de la década de los años 70 y 80 han fallecidos. “Hoy somos muy pocos los que trabajan el producto que nos permite llevar el pan a la mesa de nuestras familias”, aseguró.

“Tenemos nuestro equipo casero que es una moledora, donde se saca el jugo del coco sazón el cual es básico en la preparación de nuestro producto, mientras esto se hace, se prepara el segundo sabor”, indicó.

“Los jóvenes en la actualidad no tienen interés por este trabajo, por eso no tenemos ayudantes, trabajamos solos por el horario de madrugada”, añadió.

“Al concluir la batida y la nevada del helado, también hacemos las barquillas y después termina nuestra etapa final y salimos a comercializarlo por las calles del puerto, aunque en ocasiones nos piden helado por litros para fiestas y restaurantes de donde sale prácticamente el pequeño capital que se maneja para la compra de los insumos para el día siguiente”, dijo.

“En la compra de cocos hay que verificar su estado de sazón para que suelte el jugo, para el sabor de la casa”, expresó.

“Pronto el heladero artesanal será parte de la historia como ha pasado con los fallecidos, cuyos hijos hoy realizan otro tipo de actividades, debido a que pocos siguen con esta tradición”, finalizó.

(Julio Jiménez Mendoza)

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