CHUMAYEL, Yucatán, 14 de enero.- La elaboración de hamacas es una actividad muy arraigada y representativa del municipio, misma que realizan los lugareños como una fuente de ingreso adicional para el gasto familiar.
Desde tiempos remotos, la hamaca para el descanso es usada en diversas épocas y lugares, ha formado parte importante en la vida de las familias, convirtiéndose en un referente de identidad y cultura del pueblo de Yucatán.
En las comunidades del interior del Estado, es común ver a las familias confeccionar las coloridas hamacas tradicionales en nylon o algodón en la comodidad de su hogar e incluso en el patio de sus domicilios.
En Chumayel, la elaboración de hamacas ha sido una arraigada actividad que ha pasado de generación en generación y que representa un laborioso trabajo alterno para las familias, encaminado a la obtención de un ingreso adicional para el sustento.
Hasta hace varios años atrás, niños, adolescentes y jóvenes se involucraban en dicha trabajo que ahora desarrolla principalmente la gente adulta y de la tercera edad; importantes promotores del urdido de las hamacas.
La mayoría de los lugareños no lo visualizan como un trabajo de tiempo completo, sino como una actividad alterna que las mujeres realizan al término de todas las labores en el hogar y los hombres al finalizar sus labores en el campo.
“Desde que tenía 12 años comencé a urdir hamacas, era algo que hacía al llegar de la milpa. Recuerdo que antes se pagaba 25 centavos por un trecho de hamaca y con eso te comprabas una barra de pan francés de 5 centavos”, manifestó el señor Olegario Ek Itzá, de 75 años de edad.
Compartió los inicios del urdido de la hamaca en el municipio, cuando se elaboraban con hilera e incluso con la fibra del henequén. “Antes no había hilos y antiguamente mucha gente urdía hamacas, ahora casi no”, aseveró.
En el interior de su vivienda, don Olegario se encontraba urdiendo una hamaca de croset, que son de los catalogados como finos y elegantes. “Si me apuro, lo debo terminar en dos semanas”, culminó.
En la familia del septuagenario todos saben urdir hamacas, incluyendo su esposa María Luisa Ek Chan, de 67 años de edad, quien creció trabajando el bordado a mano y, posteriormente, la elaboración de hamacas.
Por su parte, el señor Apolinar Ek Chan, de 83 años, quien también lleva más de siete décadas dedicado a dicha actividad, manifestó los inicios del urdido de hamacas en Chumayel.
“Antes la gente hacía fila para pedir el urdido de hamacas con las personas que las daban, y a veces había quienes se quedaban sin sus hilos para urdir”, aseveró el señor Apolinar mientras urdía una hamaca en el patio de su casa, en compañía de su mujer.
En Chumayel, basta con dar un recorrido en el municipio para observar cómo hombres y mujeres, a diferentes horas del día, van urdiendo y creando las cálidas piezas de gran arraigo en la Península de Yucatán.
Dependiendo del tamaño de la hamaca, es el tiempo que durará su elaboración, aunque la habilidad, destreza y experiencia, producto de los años, les ha permitido a varias personas urdir hasta dos hamacas en una semana.
Algunas personas les urden hamacas a varias familias por pedido, en tanto que otras las elaboran para venderlas directamente a sus clientes. El costo de cada pieza varía dependiendo del tamaño y tipo de hilos.
(Texto y fotos: Carlos Ek Uc)