Dr. Manuel R. Cordoví G.
Al cumplirse ya los primeros 20 años del presente siglo, las investigaciones científicas en el área de la medicina están encaminadas en un porcentaje elevado, a la solución de temas médicos de alta incidencia y prevalencia como son los tumores malignos. El descubrimiento del tratamiento efectivo contra el cáncer es una de las metas mas deseadas a la que está abocada la comunidad científica mundial.
Resulta muy cierto lo anterior, pues en la actualidad tratar de convertir al cáncer en una enfermedad crónica no trasmisible, que pueda tener tratamientos de control, permitiendo intervalos libres de enfermedad por el control médico, significa un gran paso de avance desde el punto de vista conceptual en la esfera científica con repercusión directa sobre la población. Ejemplos de otras enfermedades en esta categoría, como serían la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares, entre otras, son ejemplos fehacientes de lo expresado anteriormente.
Al seguir esta línea de pensamiento, podemos afirmar que existen otras enfermedades que, si bien no tienen una incidencia tan elevada como las anteriores, sí tienen un impacto muy grande en la población que la sufre, sus familiares y amigos, como el caso de la EPILEPSIA, una enfermedad crónica no trasmisible.
La padecen alrededor de 65 millones de personas en el mundo, lo que la convierte actualmente en la enfermedad neurológica más común. El 80 % de estos pacientes reside en países de bajos ingresos y, según cifras autorizadas a nivel mundial, de éstos, el 75 % no recibe el tratamiento adecuado. Cualquier persona puede desarrollar epilepsia, la misma afecta tanto a hombres como a mujeres de todas las edades, razas y orígenes étnicos.
En la revisión del tema objeto de análisis, en varias publicaciones científicas se señalan elementos comunes a esa patología que pasaremos a comentarles.
En las referencias históricas sobre esta enfermedad, se planteaba en la Edad Media que los epilépticos eran personas que habían sido poseídas por el demonio, determinado por la falta de conocimiento respecto a ese padecimiento, lo cual, lamentablemente, ha generado discriminación y estigmatización para los que la sufren y sus familias.
La epilepsia no tiene una causa identificable en aproximadamente la mitad de las personas que padecen esta enfermedad y en la otra mitad, la enfermedad puede atribuirse a varios factores, como la influencia genética, traumatismo de cráneo, enfermedades cerebrales, infecciosas, lesión prenatal, trastornos del desarrollo, como el autismo y la neurofibromatosis.
La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central (neurológico), en el que la actividad cerebral se vuelve anormal, lo que provoca convulsiones o períodos de comportamientos y sensaciones inusuales y, en no pocas ocasiones, pérdida de conciencia. La epilepsia puede ocurrir como resultado de un trastorno genético o una lesión cerebral adquirida, como un traumatismo o un derrame cerebral. Se observa, en algunos pacientes, pocos síntomas entre unas y otras convulsiones.
La epilepsia puede ser tratada en algunos casos a través de la cirugía, inserción de dispositivos o cambios en la dieta; aunque su tratamiento esta basado fundamentalmente en fármacos que no logran -en un porcentaje elevado de casos- mantener el control sin síntomas de la enfermedad, y aunque algunos tratamiento pueden lograr el control de las convulsiones, algunas personas requieren tratamiento de por vida para controlarlas; sin embargo, en otros casos, las convulsiones eventualmente desaparecen y algunos niños con epilepsia pueden superar la enfermedad en la medida que avanza la edad. La epilepsia aún no tiene cura. Se requiere de unos diagnósticos médicos precisos del tipo de convulsión, que conlleva estudios de laboratorio, de Neurofisiología y estudios imagenológicos como la TAC, TEP, SPECT, RMN, RMN (f), para, en función del diagnóstico, indicar el tratamiento más efectivo.
La literatura ha reflejado también la enfermedad, como por ejemplo en las obras de Fiódor Dostoievski, en las cuales de manera recurrente algunos de los personajes son epilépticos, debido a que el famoso escritor sufría de esta condición. Dos de los libros más conocidos de su autoría, como ¨La Patrona¨ publicada en 1847, y ¨El Idiota¨ con su afamado personaje, el Príncipe Myshkin, quien sufría de esta enfermedad.
Nos ha animado a realizar este breve recuento de la enfermedad, el hecho de que el 11 de febrero, coincidiendo con el segundo lunes del mes, se celebra desde el pasado año 2015, el Día Internacional de la Epilepsia, una celebración que tiene como objetivos fundamentales la educación y divulgación de esta enfermedad, propiciar a los pacientes epilépticos y a sus familiares elementos de conocimiento que contribuyan a una mejor calidad de vida del enfermo; destacar la necesidad de mejorar los servicios de salud en la atención de estos enfermos; que los gobiernos desarrollen políticas públicas que permitan más y mejores inversiones en las áreas de investigación y desarrollo de fármacos que sean más efectivos y menos invasivos para los enfermos.
El enfermo portador de esta enfermedad necesita la ayuda de su familia, de su entorno social, de la comunidad y de los gobiernos, NO los rechacemos, NO son demonios, SON PERSONAS ENFERMAS, AYUDEMOSLOS.