Roldán Peniche Barrera
Nosotros los seres humanos, en el transcurso de nuestras vidas, estamos sometidos a una serie de angustias y preocupaciones, que a veces se nos hace muy difícil de controlar y en nuestra desesperación por no encontrar la solución al problema que nos aflige, tomamos el camino equivocado.
Desde luego que a veces la vida nos golpea tan fuerte, que prácticamente nos manda a la lona para la cuenta de tiempo completo, como puede ser: la pérdida de un ser querido, una enfermedad, quedarse sin empleo, una decepción amorosa, la pérdida de toda nuestra fortuna y tantas cosas que nos atormentan en el devenir de la vida, pero para ello, existe un remedio muy eficaz que casi no llevamos a la práctica, como es el de recurrir en esos momentos de angustia y desesperación al sueño tranquilo y reparador, ya que alguien ha dicho acertadamente: “los sueños borran las penosas realidades” desde luego que cuando se nos presenta un problema en el que prácticamente no encontramos la solución, se nos hace muy difícil conciliar el sueño y es entonces cuando recurrimos a las drogas, el alcohol o los antidepresivos los cuales son paliativos no muy recomendables porque pueden volverse adictivos, ya que podrían resultar nocivos para la salud, pero recurrir en un momento de crisis a tomar un ansiolítico, no tiene nada de malo, al contrario, esa pastilla nos puede hacer mucho bien ya que nos ayudará a dormir placenteramente y al despertar sentiremos que aquel problema al que no le encontrábamos solución, ya no es tan grave como pensamos, entonces nos resignamos y nos daremos cuenta que surgen en nuestra mente nuevas estrategias para seguir adelante, ya que esas angustias y preocupaciones con el tiempo se van desvaneciendo.
Pongamos un ejemplo, las estadísticas nos han demostrado que ante una decepción amorosa, los jóvenes por lo general toman la peor de las decisiones como puede ser el suicidio, la venganza, el crimen, etc.
Si los jóvenes que recurren a esas acciones indebidas hubieran retrasado esa acción mediante unas ocho horas de sueño, seguramente no le hubieran puesto fin a sus vidas de una forma tan determinante, ya que al despertar reflexionarían diciendo: “matarme por la persona que me traicionó, en verdad no vale la pena” y como el tiempo cura todas las heridas, ellos mismos encontrarán la solución al conocer a otra persona que seguramente llenará ese vacío, llenándolo de felicidad.
Así es que ya lo sabes amable lector, cuando se te presente un problema gigantesco, el cual prácticamente no tiene solución tómate un ansiolítico para que puedas conciliar el sueño y al despertar aquel problemón te parecerá insignificante.
Un abrazo
Jorge Parra Zapata