Yucatán

Comunidades mayas de Yucatán denuncian el avance descontrolado de megaproyectos inmobiliarios

Los desarrollos inmobiliarios han causado graves daños en diferentes zonas de Yucatán.
Ambientalistas acusan a inmobiliarias  de afectar la flora y fauna de la región
Ambientalistas acusan a inmobiliarias de afectar la flora y fauna de la región / Roger Euán

Ambientalistas y defensores del territorio maya consideran que el peor enemigo de la selva y montes de Yucatán son los desarrollos inmobiliarios que todos los días ocasionan ecocidio en diferentes zonas del estado al no respetar las diversas formas de vida, pues sólo ven por sus intereses.

Tan solo en Kinchil han devastado más de 5 mil hectáreas de selva; mientras que en Ixil suman al menos 3 mil. Sin tomar en cuenta las decenas de cenotes que han sido tapados o modificados para convertirlos en valor agregado para los desarrollos, atentando contra el manto freático que nutre a miles de personas de agua, afirmó a POR ESTO! Federico May, integrante del Consejo Comunitario de Kinchil.

El pasado mes de agosto publicamos que el Consejo Comunitario reclama que unas cinco mil hectáreas de terreno están en proceso de parcelación por inmobiliarias que pretenden instalar en ellas sus megadesarrollos. Los consejos comunitarios buscan la adhesión de integrantes para fortalecer sus luchas y valorar la representación legal que permita el respeto de sus derechos.

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Federico May, defensor de la selva maya aseveró que debido a esta ambición de terminar con hectáreas enteras de territorio se están perdiendo árboles endémicos que tardan decenas de años en crecer y que son el hogar de muchas especies de aves, algunos reptiles y roedores pequeños. Además, están ocasionando una gravísima contaminación al suelo.

Federico May expuso que las empresas inmobiliarias, por lo menos en Celestún y Kinchil, operan con muchas facilidades legales y gubernamentales, sin supervisión alguna y con toda la libertad del mundo. Desarrollo Tótem, Libera, Hacienda Celestún, son solamente algunos nombres que figuran en letreros de promoción, que incluso han sido colocados entre la selva.

La comunidad de Kinchil ha expresado su inconformidad al considerar que los proyectos inmobiliarios avanzan sin consultar a la población y sin respetar sus derechos ancestrales sobre el territorio.

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“No hay dónde habitar”

“No es nuestro propósito enriquecernos con las tierras. Nuestro propósito es trabajarla para heredarla a nuestros hijos, a la descendencia que viene atrás. Porque veo tristemente que ya no tenemos dónde habitar, expresó Federico May.

“Lo veo en lo personal, tengo hijos y estoy buscando un lugar, un pedacito, pero viene alguien de fuera y le otorgan la tierra; es más fácil para ellos lograr un lugar donde habitar, no para nosotros que hemos trabajado, luchado, igual que nuestros padres, nuestros ancestros derramaron sangre para que sean reconocidos”, expresó Federico May.

Finalmente, dijo que estos movimientos, calificados como ilegales por los propios defensores, comenzaron hace aproximadamente cuatro años, y están en pie de lucha para que las autoridades frenen el avance de estas empresas, que se mueven libremente y sin restricciones en medio de importantes zonas selváticas de la región.