Yucatán

Granjas porcícolas envenenan los árboles frutales de Yucatán; biólogo alerta por riesgos extremos a la salud

La grave contaminación del agua, aire y suelo de Yucatán por las granjas porcícolas también afecta a los árboles frutales cercanos a las instalaciones.
Residuos porcinos han contaminado el agua que se usa para el riego
Residuos porcinos han contaminado el agua que se usa para el riego / Por Esto!

Los árboles frutales ubicados cerca de granjas porcícolas en Yucatán pueden enfrentar varios riesgos ambientales, principalmente derivados de la contaminación del agua, del aire y del suelo, generada por los residuos y prácticas inadecuadas en estos negocios.

El estiércol porcino y otros residuos líquidos pueden filtrarse al acuífero kárstico de Yucatán, altamente vulnerable por la falta de suelo profundo.

Esta agua contaminada, al usarse para riego afecta directamente a los árboles; asimismo, la contaminación con nutrientes puede causar toxicidad en las raíces, afectando el desarrollo normal del árbol, informó el biólogo Raúl Pimentel.

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El especialista agregó que los patógenos y metales pesados, en presencia de microorganismos y elementos tóxicos que pueden dañar las raíces y contaminar los frutos, son agentes que causan riesgos extremos a la salud de las personas llevándolas, la mayoría de las veces, a muertes inexplicables por consumo de químicos. Uno de estos es el amoniaco, que se libera por la descomposición de orina y estiércol, puede causar daño foliar afectando la fotosíntesis y el crecimiento del árbol.

El experto dijo que, debido a los altos niveles de contaminación de aire, agua y suelo, los árboles frutales ya no crecen “normalmente”, es decir, ahora estos procesos se ven interrumpidos por agentes contaminantes.

En este sentido, el especialista aseveró que el NH3 causa que las tierras sean cada vez más infértiles, por esta misma situación, frutos como limones, mandarinas y naranjas han resultado afectados en su producción anual, sobre todo en zonas que antes se consideraban cítricas en municipios como Hoctún, Hocabá, Homún y otras donde se han establecido granjas porcícolas, la cosecha ha disminuido hasta 35%.

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Raúl explicó que la aplicación excesiva de residuos porcícolas puede alterar el pH del suelo y provocar salinización o compactación, dañando el sistema radicular, evitando el crecimiento de frutos o, si crecen, existe la posibilidad que estén contaminados, lo mismo que las raíces, el tronco y las hojas.

Finalmente, dijo que las granjas porcícolas han generado riesgos en la calidad y seguridad del fruto por la contaminación directa del producto por contacto con agua o polvo, pero además, existe una afectación al valor comercial por olores, sabor alterado o presencia de residuos, ocasionando no sólo que ya no haya la misma cosecha de frutos, sino que los que hay no se comercialicen, lo que baja las ventas.