La lucha contra el gusano barrenador del ganado (GBG) en Yucatán entró en una fase decisiva. Con la puesta en marcha de un Plan Piloto de Supresión, autoridades estatales y federales, especialistas veterinarios, universidades y productores ganaderos cerraron filas para enfrentar una de las contingencias zoosanitarias más complejas de los últimos años, una plaga que no sólo ha impactado al sector pecuario, sino que también ha encendido alertas en el ámbito de la salud pública.
El gobernador Joaquín Díaz Mena encabezó la presentación de esta estrategia, que convierte a Yucatán en el primer estado del país en implementar un modelo integral de supresión del gusano barrenador. El objetivo es claro: reducir de manera significativa la población de la mosca Cochliomyia hominivorax –responsable de la miasis– al interrumpir su ciclo biológico, generar datos científicos sólidos y sentar las bases para una erradicación sostenida que pueda replicarse a nivel nacional.
Del aviso temprano al primer caso
Las autoridades reconocen que la preparación comenzó mucho antes de que la plaga se manifestara en territorio yucateco. Desde que en otros países se documentó la reaparición de la miasis por gusano barrenador, México y Yucatán activaron alertas sanitarias y protocolos de vigilancia. Sin embargo, el 5 de marzo marcó un punto de inflexión: ese día se confirmó el primer caso en el municipio de Tzucacab.
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A partir de entonces, la respuesta se aceleró. Más de 42 especialistas, entre médicos veterinarios y técnicos en sanidad animal, se desplegaron en campo con el respaldo del Gobierno del Estado, en coordinación con la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica) y el apoyo académico de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).
Trampas, territorio y capacitación
El Plan Piloto de Supresión se basa en una estrategia aparentemente sencilla, pero científicamente probada: la captura masiva de moscas adultas para frenar la reproducción del parásito. Para ello, se instalarán alrededor de dos mil trampas ecológicas elaboradas con botellas de plástico PET, diseñadas para ser económicas, replicables y de fácil manejo para los productores.
Estas trampas utilizan un “líquido gancho” a base de agua y lixiviado de hígado de res, altamente atractivo para las moscas. Al ingresar por orificios ubicados en la parte superior de la botella, los insectos quedan atrapados y mueren por ahogamiento. El contenido debe renovarse cada tres días para mantener su efectividad.
La estrategia ya comenzó con jornadas intensivas de capacitación dirigidas a ganaderos y técnicos, quienes no sólo aprenden a fabricar e instalar las trampas, sino también a identificar heridas en los animales, atenderlas de inmediato y reportar cualquier sospecha de miasis. La consigna es clara y directa, como recordó el titular de Senasica, Francisco Javier Calderón Elizalde: “sin heridas, no hay gusaneras”.
La zona oriente, el primer frente
El arranque del plan se concentró en la zona oriente del estado, región que alberga cerca del 90 por ciento de la actividad ganadera de Yucatán. Desde ahí, durante un periodo inicial de 10 semanas, se evaluará la efectividad de las trampas de supresión de adultos y las estaciones cebo.
Gabriel Ayala Borunda, director general de Salud Animal de Senasica, explicó que estas alternativas han sido sometidas a evaluaciones técnicas rigurosas, con resultados preliminares alentadores. La meta es obtener información precisa que permita perfeccionar el modelo y justificar su ampliación a otras regiones del país.
Resultados visibles y una inversión histórica
A nueve meses del primer caso detectado, las cifras reflejan avances importantes. De acuerdo con datos oficiales, más de mil 300 casos de gusano barrenador del ganado han sido atendidos en Yucatán, sin que hasta ahora se registre la muerte de un solo animal por esta causa. Al corte del 6 de diciembre, apenas entre 80 y 86 casos permanecían activos.
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El gobernador Joaquín Díaz Mena subrayó que estos resultados no son producto del azar, sino de una política pública sostenida. Durante este año, se han invertido más de 77 millones de pesos en sanidad pecuaria, con recursos estatales y federales destinados a la contratación de médicos veterinarios, adquisición de medicamentos, entrega de kits de atención, fortalecimiento del equipo técnico y la incorporación de vehículos para dar respuesta inmediata en el territorio.
El Mandatario reconoció que el campo yucateco enfrentó años de abandono, pero aseguró que el llamado Renacimiento del Campo hoy permite enfrentar emergencias de esta magnitud con organización y capacidad de respuesta. “No se trata de ocultar el problema, sino de socializarlo, de crear conciencia y de involucrar a productores y sociedad en la solución”, enfatizó.
La mosca estéril, el siguiente paso
El Plan Piloto de Supresión no es el punto final. Las autoridades lo conciben como una fase intermedia, clave mientras se concreta la construcción de un laboratorio especializado para la producción de moscas estériles, consideradas la herramienta más efectiva para reducir de manera drástica la población del insecto y avanzar hacia la erradicación.
Desde la Secretaría de Desarrollo Rural (Seder), su titular Edgardo Medina Rodríguez afirmó que no se bajará la guardia. Destacó la capacitación prácticamente total de los ganaderos y el compromiso del gobierno estatal para acompañarlos hasta que la plaga sea controlada y deje de representar una amenaza constante.
Una alerta que trasciende al ganado
La urgencia del plan también se explica por el impacto en la salud humana. Yucatán acumula siete casos confirmados de miasis en personas durante 2025, tres de ellas hospitalizadas, con presencia del parásito en distintos municipios del centro, oriente y sur del estado. Aunque se trata de infecciones poco comunes, las autoridades sanitarias reconocen que su gravedad obliga a mantener una vigilancia epidemiológica permanente.
En paralelo, la plaga ha sido detectada en cerca de 95 municipios y ha afectado no sólo a bovinos, sino también a ovinos, porcinos, equinos, caninos y fauna doméstica, lo que refuerza la necesidad de una estrategia integral y sostenida.
Un mensaje claro: la sanidad es tarea de todos
Con el arranque del Plan Piloto, Yucatán envía un mensaje que trasciende fronteras estatales: la sanidad animal no es responsabilidad exclusiva del gobierno, sino un compromiso compartido entre autoridades, productores, especialistas y sociedad.
El reto sigue siendo mayúsculo, pero la coordinación, la presencia en el territorio y la apuesta por soluciones técnicas y científicas colocan al estado en una ruta inédita para contener y eventualmente erradicar una plaga que puso en jaque al campo yucateco.