Yucatán

Habitantes de Santa María Chí denuncian que, pese a la clausura definitiva, la granja porcícola sigue contaminando

La Profepa a nivel federal se comprometió con Santa María Chi para que en abril del 2026 ya no exista rastro de la granja porcícola.

Kekén no acata las sanciones de la Profepa y continúa operando con normalidad en Santa María Chi
Kekén no acata las sanciones de la Profepa y continúa operando con normalidad en Santa María Chi / Especial

A pocos días de que finalice el año y pese a la “clausura definitiva” de la mega granja porcícola San Gerardo, habitantes de la comunidad de Santa María Chi, comisaría del municipio de Mérida, continúan viviendo entre la contaminación que los más de 40 mil cerdos han causado desde la década de los 90.

Wilberth Nahuat Puc, comisario municipal, relató que la situación legal está tranquila, pero la situación ambiental –que es la más preocupante– sigue sin resolverse, pese a que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ordenó la clausura definitiva de la granja en septiembre pasado. La autoridad municipal aseveró que San Gerardo continúa trabajando con normalidad y que el único viaje que hacen los cerdos es para ser comercializados, pero la mudanza no ha comenzado, esa que la Secretaría de Desarrollo Sustentable del estado (SDS) declaró poco después de la clausura.

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Nahuat Puc adelantó que la Profepa a nivel federal se comprometió con la comunidad para que en abril del 2026 ya no exista rastro de la granja, ni naves, ni cerdos, mucho menos aguas negras.  “Sí hay una suspensión y clausura definitiva con respecto a esta empresa, y eso es una gran ventaja y noticia para nosotros. Pero la realidad es que no lo están cumpliendo, siguen operando, siguen los olores, siguen trabajando de manera normal y no hay un cese de esto. No están desmantelando ni sacando cerdos”, aseguró.

El comisario añadió que la producción de cerdo sigue normal, sin que Kekén tenga la más mínima intención de acatar las sanciones de las autoridades. De igual forma anotó que el arreo y acarreo de los cerdos es molesto para los habitantes, porque al ser miles y además al encontrarse la granja a poco menos de 300 metros de la población, el ruido es intenso y es a cualquier hora del día, incluso durante la madrugada, cuando la tranquilidad –supuestamente– envuelve a Santa María Chi.

Por otro lado, William Augusto Nahuat, vecino y defensor de la comunidad, reveló que fue en 2002, justo cuando el huracán Isidoro azotó Yucatán que comenzó el martirio, porque, al reconstruir la granja San Gerardo lo hicieron sin permisos y sin medida, se expandieron monte adentro hasta convertirla en lo que es hoy.  El  defensor de la comunidad reconoció que antes del comisario actual, los que han tenido el mismo cargo se callaron muchos años porque les otorgaron beneficios económicos a ellos y a sus familias.

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William Augusto agregó que Kekén supo en su momento atacar donde más le dolía a la comunidad: creando división, conflicto y problemas, presuntamente comprando a las autoridades municipales en turno para que continuaran trabajando sin problema hasta que llegó Náhuat Puc, quien ha logrado grandes avances legales respecto a este caso.