
Apicultores de Tizimín manifestaron su firme oposición a los cultivos transgénicos en la región, al señalar que representan una grave amenaza para la apicultura, una de las actividades económicas más importantes del Oriente de Yucatán.
De acuerdo con los productores, la presencia de polen genéticamente modificado en la miel podría contaminar el producto, provocando el cierre de mercados internacionales como Alemania, Austria y Suiza, que sólo compran miel certificada como orgánica y libre de transgénicos.
Pedro Ceme, apicultor de la zona, señaló que la miel de Tizimín es reconocida por su pureza y alta calidad, siendo uno de los productos más cotizados en Europa.

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Explicó que Yucatán es el estado líder en producción de miel a nivel nacional, y que Tizimín ocupa el primer lugar en volumen de cosecha libre de contaminantes.
Asimismo, recordó que México es el quinto exportador mundial de miel y el tercero en exportación de cera, por lo que cualquier alteración en la calidad del producto tendría consecuencias económicas severas para miles de familias que dependen directa o indirectamente de esta actividad.
Uno de los principales riesgos, indicaron los productores, es que cuando escasea la floración las abejas pueden recorrer hasta 12 kilómetros en busca de néctar, lo cual hace prácticamente imposible evitar que entren en contacto con cultivos de soya o maíz transgénico si estos se siembran en la región.

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Mauricio Canul, otro apicultor local, advirtió que basta con una pequeña presencia de polen transgénico para que la miel pierda su estatus de orgánica, lo cual se traduce en un precio hasta 12 por ciento menor en mercados como Estados Unidos o América Latina, e incluso su rechazo total en países con normativas más estrictas.
Los apicultores recordaron el caso del vecino estado de Campeche, donde el avance de los cultivos modificados ha perjudicado gravemente la producción apícola.
En ese sentido, hicieron un llamado urgente a las autoridades locales, estatales y federales para que se prohíba la siembra de semillas transgénicas en Yucatán, protegiendo así la salud de las abejas, la calidad del producto y la economía de cientos de comunidades.