
Cada año, cuando el verano llega a su fin, la uva de mar (Coccoloba uvifera) ofrece un fruto dulce y jugoso, de buen aroma y buen sabor. En la costa yucateca, el árbol, florece entre los meses de abril y junio, y aunque en algunos sitios se le considera una especie invasora, cumple un papel importante evitando la erosión, fenómeno que afecta a las playas del estado.
Aunque puede alcanzar una altura de ocho metros, muchos especímenes no suelen superar los dos metros. Se debe destacar que en zonas con exposición de viento, crece en tallas muy pequeñas, expandiéndose en forma de arbustos. Por esta razón, la especie es utilizada como árbol ornamental y rompevientos.
Además, en algunos países caribeños, el fruto es transformado en mermeladas, bebidas y postres. Por si fuera poco, su madera es empleada en carpintería, ebanistería y como leña. El líquido rojo que emana de su corteza, es utilizado como curtiente (proceso para convertir pieles de animales en cuero) debido a los altos niveles de tanino que posee.
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Usos medicinales
A pesar de que no existe amplia evidencia médica relacionada con la uva de mar, se cree que posee beneficios para la salud. La infusión del tallo o las raíces es usada, ya que se piensa, puede tratar problemas intestinales. Por otro lado, el jugo amargo de su corteza, es consumido, ya que presuntamente tiene funciones cicatrizantes, evita las hemorragias y es antidiarreico.