
El agua de las fuertes lluvias que se han presentado en la última semana han comenzado a filtrarse en ciertos puntos de la iglesia de San Pedro Apóstol, obra construida en siglos pasados.
Las filtraciones se registran en el lado Sur, en la bóveda de cañón que sirve a la capilla del Santísimo, debido a la erosión y el desgaste de los revocos exteriores, así como las raíces de plantas y arbustos que invaden los viejos y gruesos muros de la antigua construcción.
El agua encharca el piso interior donde se ubica el sagrario de esta iglesia, y que en este mes todas las noches se realiza la Hora Santa.
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La preocupación se da en que los feligreses no pueden intervenir en esta construcción para corregir este problema ya que para eso es necesario los permisos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) o que personal especializado de esa dependencia realice el trabajo. Sin embargo, el INAH nunca ha intervenido en esta iglesia.
Sobre esta situación Fernando Pool Kauil, coordinador del consejo parroquial, manifestó su preocupación.
“Es preocupante esta situación, porque sabemos por experiencias que no se pueden intervenir en la iglesia porque es un edificio del Patrimonio Histórico y pertenece al Gobierno federal. La arquidiócesis es sólo una custodia junto con la parroquia, pero las lluvias y la erosión del tiempo han dejado marcas latentes en todo el desgaste de la bóveda y en el revoco del material del edificio”, señaló.
El agua que se filtra se acumula en los pisos de la capilla del Santísimo en perjuicio del altar preparado para la Hora Santa, mojándose la alfombra y demás objetos de ornato.
“Tenemos que sacar el agua que se acumula porque el exceso de humedad puede dañar el retablo de madera que sirve de sagrario a la iglesia. Es una obra que está por cumplir 10 años que fue consagrada e inaugurada. Estuvo a cargo del ebanista José Tamayo Herrera y fue costeado por la comunidad. Además, es para nosotros los feligreses el principal punto religioso del municipio”, indicó Pool Kauil.
Las filtraciones de agua llevan varios años, y es luego de fuertes lluvias cuando el líquido comienza a meterse con mayor fuerza en algunos puntos, principalmente de la capilla del Santísimo.
La parte donde se filtra el agua dentro del recinto sacro es básicamente en la bóveda de esta capilla y por las orillas del tragaluz que se ubica en los techos del crucero de la nave principal.
No hay una fecha precisa de la construcción de este templo, pero consta que tuvo varios períodos de intervenciones hasta quedar como se encuentra actualmente. Destaca la simplicidad y austeridad de su frontispicio de origen franciscano, con intervenciones en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando la iglesia ya estaba en manos de la clerecía del Obispado.
Según los inventarios parroquiales, el anexo Sur del templo fue primero capilla de San Antonio, luego depósito del Santo Sepulcro y otras imágenes, siendo rehabilitado en 2009 para formar parte del sagrario.
Son muchas las necesidades que tiene la iglesia principal, como el deterioro de las puertas, principalmente la del lado Norte y la central, así como el desgaste del muro Norte ocasionado por un caño de desagüe, que ha afectado severamente la pared del templo.