
La Onda Tropical No. 34, combinada con una vaguada e inestabilidad en niveles superiores, ha obligado a detener por completo la actividad pesquera en el Oriente de Yucatán, debido a las condiciones de riesgo en altamar.
Ante este panorama, las autoridades marítimas han restringido la navegación de embarcaciones menores, como medida preventiva para salvaguardar la vida de los hombres de mar, quienes permanecen en tierra a la espera de una mejora en el clima.
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El pescador Daniel Nah explicó que los efectos de estos fenómenos son mucho más intensos mar adentro, por lo que decidieron no salir a faenar. “Septiembre es un mes delicado, cualquier onda tropical puede generar turbonadas o vientos fuertes con oleaje elevado, lo que representa un peligro real para las pequeñas lanchas”, señaló.
Por su parte, Raúl Chan, también pescador de la zona, lamentó que este tipo de interrupciones se volverán más frecuentes en las próximas semanas, ya que con la entrada de octubre y noviembre se intensifican los frentes fríos, y en diciembre, como cada año, la actividad prácticamente se paraliza.
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“Muchas veces la temporada de pulpo se cierra antes de lo programado por los nortes, lo que nos afecta doblemente: primero por el mal tiempo, y luego porque nos quedamos sin pescar por decreto”, agregó Chan.
Además, los pescadores enfrentan una situación económica complicada, pues este año ha estado marcado por escasez de producto, bajos precios, furtivismo y sobreexplotación, lo que impidió que muchos pudieran ahorrar para sobrellevar estos paros forzados.