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Yucatán / Mérida

Un oasis pacífico: Mérida se posiciona como la ciudad capital con menor incidencia delictiva en el país

La capital yucateca lidera la seguridad en México, pero registra un incremento en feminicidios y en robos a transeúnte.

Más allá de los números, emergen algunas fisuras: ciertos delitos ya no son tan invisibles como antes
Más allá de los números, emergen algunas fisuras: ciertos delitos ya no son tan invisibles como antes / Marco Landaverde

Mérida vuelve a sobresalir en estadísticas nacionales como una de las ciudades más seguras de México. Según datos recientes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp), la capital yucateca reportó una tasa de incidencia delictiva de 234.7 delitos por cada 100 mil habitantes para octubre de 2025, lo que la posiciona como la ciudad capital con menor incidencia en el país. Este dato contrasta con el promedio nacional de mil 280 delitos por cada 100 mil habitantes.

A primera vista, Mérida parece consolidar un modelo exitoso de seguridad, basado en la cooperación ciudadana, prevención del delito y presencia policial. Pero más allá de los números, emergen algunas fisuras: ciertos delitos ya no son tan invisibles como antes, la percepción de inseguridad ha crecido ligeramente, y las estrategias de prevención vienen acompañadas de desafíos estructurales que no pueden ignorarse.

¿Qué crímenes dominan?

Los delitos principales que elevan la tasa delictiva en Mérida son pocos, pero de alto impacto: homicidios dolosos, robos y otros ilícitos menores. En lo que va del año, Mérida declaró una tasa de 1 homicidio por cada 100 mil habitantes, lo que la coloca como la capital con la menor tasa de homicidios dolosos en comparación con otras ciudades capitales (incidencia nacional de ~12.9 por 100 mil).

En cuanto al feminicidio, la ciudad registró dos casos durante el periodo analizado, una cifra baja (0.4 por cada 100 mil mujeres), pero que implica aún una presencia de violencia de género. Por otro lado, el robo a transeúnte también está entre los más bajos: solo 2.5 delitos por cada 100 mil habitantes, muy por debajo de la media nacional (32 por 100 mil). Finalmente, cuando se trata de robo de vehículo, Mérida reporta apenas 2.7 delitos por cada 100 mil automotores, lo que la convierte en la capital más segura en ese rubro, según el Sesnsp.

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Seguridad y percepción ciudadana

Más allá de las estadísticas oficiales, la percepción de seguridad entre los meridanos es notablemente mejor que en otras urbes del país. Según la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del Inegi, sólo el 24.6% de los habitantes de Mérida de 18 años o más dijeron sentirse inseguros, significativamente por debajo del promedio nacional de 58.6%.

Este nivel de confianza se refleja también en otros espacios cotidianos: en Mérida la sensación de seguridad es alta en casa (90% de los encuestados), en centros comerciales (89.4%) y parques (83.1%)

Esta percepción positiva no es meramente anecdótica: forma parte de un tejido social que observa, reporta, coopera y exige soluciones a sus autoridades.

Los retos que no se ven en el espejo

A pesar de su reputación, Mérida ya no está libre de tensiones. Algunos delitos han mostrado un repunte en los últimos años. Por ejemplo, aunque Yucatán se ubica entre los estados menos inseguros, hay incrementos en delitos de alto impacto como el narcomenudeo.

En 2025 la tasa de incidencia delictiva (estado) es sólo de 17.2 delitos por 100 mil habitantes para algunos delitos, lo que demuestra que el bajo índice general no significa ausencia total de amenazas.

Asimismo, el robo de vehículos mantiene una tendencia al alza, según México Evalúa, con un incremento año tras año, aunque partiendo de niveles muy bajos.

Otro elemento clave de fragilidad es el desempeño institucional. Según el Programa de Mediano Plazo 2025–2030 de la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán, el estado registró en 2024 una tasa de homicidio doloso de 1.77 por cada 100 mil habitantes, cifra menor que la nacional, pero demostrativa de la necesidad de mantener y reforzar los mecanismos de prevención y justicia.

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Prevención, comunidad y policía

La estrategia de seguridad en Mérida no se ha quedado en la retórica. El Ayuntamiento, bajo la alcaldesa Cecilia Patrón Laviada, ha mantenido políticas consistentes de prevención, fortalecimiento policial y compromiso comunitario. Hay un refuerzo permanente de la proximidad entre policía y ciudadanía, además de inversiones en infraestructura y vigilancia.

Además, Yucatán ha logrado capitalizar la cooperación con fuerzas federales: Defensa, Marina y Guardia Nacional contribuyen a la presencia operativa y al respaldo de planes de seguridad a nivel local.

A esto se suma el Programa de Mediano Plazo 2025–2030, en el cual la Secretaría de Seguridad apuesta por consolidar una cultura de paz, fortalecer la Fiscalía, elevar la eficacia del Ministerio Público y promover una participación más activa de la ciudadanía.

Seguridad vial: una faceta menos violenta, pero crítica

No sólo el crimen marca el pulso de seguridad en la ciudad de Mérida: también el tema vial se ha abordado con urgencia. Según datos recientes, la siniestralidad vial en la capital yucateca registró una reducción superior al 41% en 2024 frente al año anterior, lo cual es alentador para quienes vieron la calle como un lugar inseguro, no por violencia sino por accidentes.

Este descenso se ha atribuido a mejoras en el control de tráfico, la instalación de nuevas cámaras y mayor presencia de agentes de Policía local. Sin embargo, persisten retos estructurales: la cultura vial entre conductores y peatones sigue siendo débil, y parte de los incidentes se relacionan con imprudencia, distracción e incumplimiento de normas.

Mérida ha consolidado en los últimos años una narrativa de “seguridad casi utópica” que muchos consideran un modelo a seguir. Sus bajos índices de homicidios, robos y delitos graves contrastan con la violencia estructural que vive gran parte del país. Esa solidez estadística se combina con una percepción ciudadana de confianza y con esfuerzos institucionales serios por prevenir el delito y no sólo reaccionar a él.