Como cada año, muchas familias cheneras mantienen la tradición de elaborar pibipollos para recordar a sus fieles difuntos y así honrar la memoria de sus seres queridos que se han ido al más allá, al ofrecérselos en sus altares, y en esta ocasión no fue la excepción, pese a la carestía de la vida.
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Se destaca que, aunque en recorrido antes de las 11 de la mañana se apreció que fueron muy pocas familias quienes hicieron pibipollos enterrados, al parecer la situación económica afecta a muchas familias.
En casa de doña Hortensia Domínguez Nieves, en la calle 17 por 26 de la colonia El Tamarindo de la cabecera, en el Día de Muertos hubo reunión familiar de sus hijos José, Martín, Amado y Norma y sus respectivas familias, y entre todos elaboraron 15 pibipollos, en su gran mayoría de puerco y gallina, también los hubo de xpelón.
En esta ocasión, doña “Hoti”, como cariñosamente se le conoce en la ciudad, dijo que tiene 86 años de edad y desde hace 50 años honra a sus muertos con un altar dedicado a todos ellos, sin faltar el tradicional pibipollo.
Relató que, en su altar pone fotos de sus padres Francisco Domínguez y Leugoladia Nieves, y también de su nieta Guadalupe, sus hermanos Óscar, Raymundo y Paula Domínguez, y de su esposo Florentino Acosta.
“Cada año cumplo con la tradición de celebrar y honrar a mis fieles difuntos. Pese a la carestía de la vida, hago un ahorro desde el inicio del año, y con ayuda también de mis hijos, hacemos los pibipollos y ponemos una ofrenda en donde no falta el tradicional pibipollo, dulces, chocolate, flores, velas y otras cosas más que gustaban en vida a mis difuntos”, expresó.
En esta ocasión dijo que todos se levantaron desde las cinco de la mañana para preparar la comida para los pibipollos, hacer la col, limpiar las hojas de plátano y envolver los pibipollos. A las nueve de la mañana empezó el trajín para elaborarlos, encabezado por ella y su hija Norma, y sus demás nueras, el cual terminaron como a las 11 de la mañana.
En tanto, sus hijos Amado y Martín fueron a cortar la leña, mientras su hijo Pepe excavaba la tierra para formar el horno rectangular en donde se enterrarán los pibipollos. A las 11:30 de la mañana encendieron el horno para que, entre las 12 y 12:30 horas, sean enterrados y desenterrados a las 2 de la tarde, para luego exponerlos en el altar dedicado a sus fieles difuntos.
“Doña Hoti”, quien es fiel creyente de la religión católica, mencionó que cada año tiene que hacer sus pibipollos y montar su altar dedicado a todos sus fieles difuntos, y expresó que lo seguirá haciendo hasta que Dios lo permita.
Por otro lado, en recorrido en la ciudad de Hopelchén, fueron pocas las familias que elaboraron pibipollos a comparación del año anterior. Se destaca que, en otros años, era común ver el humo gris y blanco en el cielo, que reflejaba que las familias habían encendido el horno de piedra para cocer los pibipollos, y en esta ocasión fueron muy pocas.
Asimismo, en las comunidades rurales es donde hay auge y arraigo para celebrar el Día de Muertos, como es el caso de la comunidad de El Poste. En esta ocasión, la fecha no pasó desapercibida, y en casa de don Hermilo Alonso Maas Ek y su esposa Fidelia Miss Huchín, se reunieron sus hijos y nietos. En familia elaboraron los pibipollos, mismos que ofrendaron luego en un rezo.
A las 11 de la mañana, esa familia y descendientes enterraron sus pibipollos para desenterrarlos alrededor de la una de la tarde.
JGH