La Calzada de los Muertos cobró vida, se encendió de colores, flores, velas y música, en este poblado de origen maya que convirtió el recuerdo en fiesta, donde miles de personas, desde locales, visitantes de todo el país y curiosos del mundo, caminaron entre tradición y memoria para celebrar una edición más de “Pomuch para el mundo”, donde la muerte no duele, se siente y abraza.
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En Pomuch, localidad de Hecelchakán, enclavada en el histórico “Camino Real”, la muerte no se esconde ni se teme, se siente y respira, se ríe e incluso se viste con orgullo. Aquí, la tradición se convirtió, floreció para quienes ya no están en este plano astral, pues se recuerda a quienes partieron con flores, pan y música.
El momento más esperado llegó con el “Paseo de los Pixanes”, donde decenas de participantes, convertidos en almas que regresan por una noche, caminaron con atuendos elaborados, rostros pintados y pasos ceremoniales que parecían cruzar tiempos y mundos. La calzada se volvió un puente entre la vida y la muerte, lo terrenal y lo espiritual, lo que fue y lo que nunca se olvida.
Todo fue fiesta, desde las catrinas risueñas, esqueletos elegantes, niños convertidos en ánimas juguetonas, abuelos que narraban leyendas y caminaron en armonía entre los contingentes.
“Culino”, canino mascota del pueblo
La celebración no solo fue para los humanos, incluso “Culino”, la mascota del pueblo, un canino que no puede faltar en las fiestas más importantes de la localidad, fue parte importante del espectáculo y del “Paseo de los Pixanes”, al robar miles de aplausos, vigilar que los contingentes caminen con seguridad y jugar con el humo que surgía de los inciensos.
Todo fue fiesta
Entre incienso y flores, las sonrisas y el asombro de los visitantes fue notorio, pues al estar maravillados con el espectáculo no dejaron de capturar el momento con cámaras y corazones abiertos.
Los visitantes, miles de personas, no se detuvieron a disfrutar del desfile de los pixanes, también fueron parte importante de las diferentes muestras artísticas en el poblado, ya que la exposición de altares, los paradores fotográficos, la iglesia del poblado y los puestos de alimentos y recuerdos lucieron llenos de principio a fin.
Postre de pan
Al terminar todo, los visitantes no dejaron pasar el momento y aglutinaron cada una de las panaderías más populares, en búsqueda de los tradicionales alimentos, los panes de pichón o las “patas” rellenas de jamón y queso, queso crema y otro tipo de ingrediente.
JGH