La Navidad en Campeche se vive con alegría y tradición, y las posadas son el corazón de estas celebraciones. Más allá de los templos y las casas familiares, los campechanos han encontrado en distintos espacios de la ciudad escenarios perfectos para compartir con amigos y vecinos.
En las colonias populares, rentar un local comunitario se ha convertido en una opción recurrente: ahí se colocan las piñatas, se organizan las cenas colectivas y se entonan los tradicionales villancicos. El ambiente se llena de luces, risas y el aroma de los platillos típicos como los tamales colados y el pavo en escabeche.
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La playa también es un punto de encuentro especial. Familias y grupos de amigos se reúnen frente al mar para celebrar con fogatas, música y juegos, disfrutando de la brisa decembrina y del cielo iluminado por estrellas que parecen acompañar la fiesta.
El centro histórico es otro escenario privilegiado. La calle 59, con su ambiente colonial y peatonal, se convierte en un corredor festivo donde se escuchan guitarras, se rompen piñatas y se comparte el tradicional ponche caliente. En la Plaza Principal, las posadas adquieren un aire más comunitario, con bailes espontáneos, cantos y la convivencia entre turistas y locales que se suman a la celebración.
En las casas de amigos, la intimidad y la confianza hacen que las posadas sean más cálidas: se improvisan juegos, se cuentan anécdotas y se fortalecen los lazos de amistad que dan sentido a estas fiestas.
Las posadas campechanas son, en esencia, un reflejo de la convivencia social, la identidad cultural y la alegría compartida, que cada diciembre llenan de vida las calles, playas y plazas de la ciudad amurallada.