
En Campeche, el 43 por ciento de las niñas y mujeres viven en 'pobreza menstrual', es decir, sin acceso a insumos básicos para gestionar su periodo, lo que vulnera su salud, limita su desarrollo educativo y laboral, y pone en riesgo su vida, problemática que se agrava especialmente en las comunidades rurales y colonias de la capital del Estado que carecen incluso de agua potable, limitándoles el cuidado de la higiene personal, alertaron activistas de Organizaciones No Gubernamentales (ONG's).
Ante esta problemática, la colectiva La Mercadita A.C., integrada por mujeres emprendedoras y activistas, presentó la segunda fase de un proyecto comunitario para combatir la pobreza menstrual mediante la entrega de kits reutilizables y pláticas de sensibilización en comunidades y centros asistenciales.
Durante la presentación, la sexóloga y activista Isabel Rodríguez Casanova subrayó que la falta de acceso a productos menstruales no solo afecta la salud física, sino que también representa un freno para los derechos humanos de niñas y mujeres, al impedirles estudiar o trabajar en condiciones dignas.
Recalcó además la importancia de hablar de 'salud menstrual' y no de 'higiene', ya que se trata de un derecho vinculado al bienestar integral.

Los kits que serán distribuidos en un centro asistencial y en una colonia de la ciudad, incluyen copas, toallas y calzones menstruales reutilizables, con una vida útil de hasta cinco años. Sin embargo, la falta de acceso a agua potable en comunidades como Calakmul o Hopelchén, y en la propia capital, agrava la situación, lo que hace aún más urgente que el Estado impulse una Ley de Menstruación Digna que garantice insumos y condiciones adecuadas para todas.
Por su parte, Neyfi Gómez y Catalina del Toro, integrantes de La Mercadita A.C., señalaron que este proyecto nació como un intercambio solidario —libros a cambio de productos menstruales— y ahora evoluciona hacia una red de apoyo que busca beneficiar a más de 100 mujeres y niñas en una primera etapa. Además, hicieron un llamado a la sociedad y al sector privado a sumarse con donativos o voluntariado para ampliar la cobertura.

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Finalmente, las activistas coincidieron en que la menstruación no debe ser un privilegio, sino un derecho garantizado por el Estado y respaldado por la sociedad. “Es un tema que nos concierne a todos y que requiere responsabilidad social y voluntad política para avanzar hacia la dignidad menstrual en Campeche”, afirmaron.