
La obra del arquitecto Joaquín Álvarez Ordoñez se le revaloró con el paso de los años, ya que todo edificio, al ser innovador, tiene un auge, declive y su justa medianía al valorar las formas arquitectónicas, por lo que ahora ya es parte del perfil urbano y arquitectónico de la ciudad y de la identidad campechana, afirmó Iván San Martín Córdova, autor del libro “Joaquín Álvarez Ordoñez. Hacer ciudad desde la arquitectura, la planificación y la política”.

El gobernador José Ortíz Ávila le encargó a Joaquín el diseño de la sede del Ejecutivo, el Legislativo y del Palacio Municipal, sin embargo, solo construyó el Palacio de Gobierno y la Cámara de Diputados, así como otros espacios públicos que le encargaron posteriormente, como el parque Moch Couo.
De las modificaciones realizadas en la sede del Poder Ejecutivo, reconoció que ya tuvo varias alteraciones, ya que con el paso de los años se eliminó la planta baja, que era libre, completamente abierta, y se pusieron canceles para aprovechar el espacio.

Agregó que igual se hizo un elevador en la parte posterior para que el gobernador en turno pudiera acceder directamente; fueron cambios que alteraron y transformaron el patio.
En la plaza del Legislativo, también se hicieron alteraciones para ocupar el espacio, y recordó que en el último nivel había un pequeño salón con una cubierta circular que demolieron.
Consideró que estos cambios son reversibles, incluso el volumen que le construyeron hace algunos lustros, ya que fue un volumen de cristal que está en la parte de la planta baja, también podría recuperarse.

Subrayó que estas acciones podrían ayudar mucho a devolverle su esplendor al edificio, ya que no existe un Palacio de Gobierno igual en toda la República Mexicana: “no lo va a encontrar”. Fue en su momento, “la obra más innovadora y más vanguardista de Álvarez Ordoñez”, aseguró.
Significó que con el paso de los años se revaloró su obra, por lo que empiezan a valorar sus formas arquitectónicas, materiales y proporciones, por lo que ya forma parte del perfil urbano y arquitectónico de la ciudad y de la identidad campechana.
Y cuestionó: ¿qué campechano no ha pasado por debajo o no jugó en el Moch Cohuo o acudió a la Concha Acústica “Dr. Héctor Pérez Martínez”? Son espacios que ya forman parte del patrimonio inmaterial de la ciudad.
De la expresión hacia la sala de sesiones del Poder Legislativo como “platillo volador”, consideró que es una forma cariñosa del pueblo campechano, que suele poner apodos de cariño, pero sobre todo de hacer suyo el patrimonio.

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Reveló que el mismo arquitecto Joaquín Álvarez Ordoñez lo sabía, y dio a conocer la anécdota en donde le contó que “le decían el arquitecto del platillo volador; el mismo presidente y el gobernador se referían a eso”.
Rememoró que en los años 60’s, era el tema de moda, ya que todavía no se iba a la luna, por lo que la población hablaba de los extraterrestres, y apuntó que fue común que la gente viera la forma tan innovadora del edificio del Poder Legislativo y le hiciera recordar un platillo volador.