Campeche

Campeche está en pañales en inclusión: comunidad sorda exige acceso real a la comunicación en salud, justicia y educación

Un avance importante es que, por primera vez, una secundaria en Campeche impartirá la Lengua de Señas Mexicana como asignatura, sembrando bases para reducir la exclusión comunicativa en el futuro.
Es notoria la falta de intérpretes e instructores en todos los ámbitos
Es notoria la falta de intérpretes e instructores en todos los ámbitos / Alan Gómez

“En Campeche apenas se empieza a hablar de inclusión, pero es necesario aplicarla y no quedarnos en discursos o en una semana de actividades. Muchas personas sordas ni siquiera tienen acceso a aprender la Lengua de Señas y crean sus propios sistemas de comunicación. Eso refleja lo rezagados que estamos”, expresó.

Manzanero López subrayó que la mayor deuda está en el sistema educativo, donde la ausencia de intérpretes limita a la niñez sorda a desarrollarse en igualdad de condiciones. “Los docentes no saben cómo comunicarse con estudiantes sordos, y en muchos casos los menores ni siquiera asisten a escuelas regulares porque no hay quien los dirija, instruya o interprete”, señaló.

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Recordó que, aunque existen Centros de Atención Múltiple (CAM), no cuentan con el personal suficiente ni especializado. “La idea de la inclusión es buena, pero no se ha sabido encaminar de manera correcta. Hoy en día, a nivel nacional apenas hay 42 intérpretes certificados. Aquí, oficialmente, contamos con uno o dos, mientras que Yucatán ha avanzado mucho más en fortalecer a su comunidad sorda”.

Un paso importante, añadió, es que por primera vez una secundaria en Campeche ofrecerá la Lengua de Señas Mexicana (LSM) como asignatura tecnológica, lo que permitirá sembrar la base entre estudiantes para que poco a poco se eliminen las barreras de comunicación.

La falta de intérpretes e instructores no solo afecta en las aulas, sino también en servicios básicos como la salud y la justicia. “Un paciente sordo que acude a un hospital debe recurrir a apuntar lo que siente o a hacer señas que el personal no entiende. Lo mismo sucede en tribunales: ¿cómo se garantiza una defensa justa a una persona sorda si el juez o el ministerio público no comprenden su testimonio? La exclusión también pasa por ahí”, alertó, y agregó que se necesita empatía y formación, entender que la sordera solo limita la capacidad de escuchar, pero no la de pensar, entender o expresarse.

Manzanero López sostuvo que, si bien el actual Gobierno Estatal ha promovido el tema de inclusión, aún falta mucho por hacer. “No basta con semanas de la inclusión ni con campañas temporales; se requieren políticas públicas efectivas, programas permanentes y obligatoriedad en la formación de servidores públicos en lengua de señas. Así como hoy existen rampas para sillas de ruedas o señalética en Braille, debe garantizarse el acceso a la comunicación para la comunidad sorda”.

Finalmente, la instructora certificada hizo un llamado a reconocer que la Lengua de Señas Mexicana es un idioma con gramática y estructura propias, que requiere enseñanza formal y personal capacitado.